El dolor crónico debe ser reconocido como un problema de salud que requiere ser atendido con perspectiva de género, advirtió Teresa Nava Obregón, Jefa de la Clínica del Dolor del Hospital Universitario de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

Al citar una investigación de la  Asociación Internacional para el Estudio y Tratamiento del Dolor (IASP), la especialista señaló que la prevalencia del dolor crónico en mujeres de la población general es del 39.6%,el cual, se presenta entre los 15 y los 86 años.

“Lo anterior nos hace suponer, que posiblemente, una proporción de las mujeres con dolor crónico se encuentren en edad reproductiva.

“Las mujeres están más representadas en una serie de patologías dolorosas tales como la fibromialgia, la dorsalgia, que es el  dolor de espalda originado en la zona de las vértebras,  la disfunción temporomandibular, la migraña, la artritis reumatoide, el síndrome de intestino irritable, así como el dolor pélvico crónico”, detalló.

Nava Obregón, quien también es la Coordinadora Estatal del Programa de Dolor y Paliativos de la Secretaría de Salud de Nuevo León, señaló que un diagnóstico incierto afecta seriamente la eficacia del tratamiento del dolor crónico, por lo cual, dijo, los médicos deben prepararse para poder identificarlo, en lugar de clasificarlo como psicológico o pedirle al paciente que se acostumbre a vivir con dolor.

“El dolor clínico registrado en las mujeres es a menudo de mayor intensidad y frecuencia, de duración más prolongada y se presenta en un número superior de regiones corporales que en los hombres.

“También pueden contribuir factores psicosociales, que tienden a normalizarse y conllevan a aceptar vivir con él, esto aunado a que muchos pacientes son sometidos a pruebas exhaustivas sin encontrar una causa que justifique su padecimiento, otros son insuficientemente estudiados o con diagnósticos erróneos por la falta de capacitación médica ante este padecimiento”, explicó.

Por: Excélsior