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El Mirador
Redacción

Los tabúes detrás de la menstruación

“La sangre menstrual no proviene de la violencia, y aún así nos enseñaron a tener asco y vergüenza de los proceso naturales de nuestros cuerpos”.

 

La sangre menstrual continúa siendo un tabú en la sociedad. Sin embargo, la sangre que derraman 11 feminicidios al día en México no indigna u horroriza del mismo modo. Lo anterior pone de manifiesto que aún hay temas pendientes por trabajar al hablar sobre menstruación y los prejuicios en torno a ella.

 

Recientemente en redes sociales circuló una grabación de un programa en vivo en el que una de las presentadoras, sin saberlo, deja ver en cámaras que su sangre menstrual traspasó a su pantalón blanco. La primera reacción de quienes están presentes es de sorpresa y vergüenza, intentando cubrirla a toda costa.

 

Demostrando que la sangre menstrual continúa siendo un “motivo de vergüenza” para la sociedad, aún cuando forma parte de un proceso natural que se produce en nuestros cuerpos.

 

La menstruación no es sucia ni motivo de vergüenza

En todo el mundo, y a lo largo de la historia, la sangre menstrual ha protagonizado diversos tabúes que provocan discriminación hacia las mujeres, incluso limitándolas a realizar determinadas actividades cotidianas. 

 

Por ejemplo, en la década de 1930, científicos elaboraron la hipótesis de que los cuerpos de las mujeres que menstrúan producían una especie de veneno. Sin embargo, es importante recordar que la sangre menstrual no es sucia ni peligrosa.

 

El hecho de que -tan solo en México- 8 de cada 10 mujeres no sabían nada sobre este proceso cuando tuvieron su menarquia (primera menstruación), habla de las condiciones en que se encuentra la información y los derechos de las mujeres. 

 

La Primera Encuesta Nacional Sobre Gestión Menstrual (ENGME) reveló también que las escuelas no son espacios donde se hable sobre menstruación y los mitos en torno a ella, ya que solo 4 por ciento de las personas encuestadas para este ejercicio estadístico hablaron sobre menstruación con una profesora o profesor. Aún cuando la gestión menstrual constituye una responsabilidad pública para los gobiernos.

 

Por ello la importancia de dejar claro, como primer paso, que la menstruación es un proceso fisiológico por el que pasa al menos la mitad de la población en México y de la población mundial.

 

La organización Planned Parenthood -encargada de proveer servicios de salud sexual reproductiva, abortos y planificación- explica que la menstruación “es cuando la sangre y el tejido que cubre tu útero salen de tu cuerpo a través de tu vagina”. 

 

Estigmatizar la menstruación también es violencia 

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señala que la menstruación se ha convertido en una etapa difícil que vulnera los derechos de las adolescentes a estar informadas sobre los cambios propios de su crecimiento, no ser comprendidas y no contar con infraestructura adecuada a sus necesidades.

 

“Se han identificado cuatro problemas fundamentales: falta de información, sentimientos de vergüenza y tabú, violencia y bullying de parte de sus compañeros de clase, e inadecuados servicios higiénicos. Esto origina que las adolescentes vivan la menstruación con miedo y vergüenza. Faltan a la escuela los primeros días de su periodo y cuando asisten tratan de pasar desapercibidas, se retraen y no participan en las actividades de la escuela”. 

 

Y es que, por ejemplo -señala UNICEF- en las escuelas, el 99 por ciento de las jóvenes experimentan sentimientos de vergüenza. Esto debido a los comentarios que reciben de sus compañeros de clase y en algunos casos de los propios profesores. El 57 por ciento de las adolescentes ha escuchado burlas por parte de los hombres, quienes asocian la menstruación como algo sucio y que “da asco”. Lo anterior es considerado violencia, pues el acoso generado contra ellas provoca afectaciones emocionales.

 

Estigmas sobre menstruación limitan autonomía y seguridad de las mujeres 

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) destaca que los estigmas menstruales afectan la manera en que las mujeres y las niñas manejan su salud e higiene. Por ejemplo, algunas culturas prohíben a mujeres y niñas que se toquen o se laven los genitales durante la menstruación, lo cual puede dar lugar a infecciones.

 

El organismo destaca también que en algunos sitios de Afganistán incluso se cree que el lavado del cuerpo durante la menstruación puede llevar a la infertilidad. En otros lugares, las mujeres y las niñas tienen miedo de que sus cuerpos contaminen las fuentes de agua o los retretes.

 

“Estas creencias también afectan la manera en que las mujeres y las niñas desechan los productos menstruales. En algunos lugares las mujeres queman toallas sanitarias para evitar la maldición de los animales o de la naturaleza. Algunas comunidades creen que los productos sanitarios deben enterrarse para evitar atraer los malos espíritus. Otras creen que la eliminación incorrecta de estos productos puede hacer que una niña menstrúe continuamente de por vida”, señala el UNFPA.

 

Ante estos estigmas que día a día siguen enfrentando niñas y mujeres alrededor del mundo, el Fondo de Población de las Naciones Unidas recuerda que durante la menstruación, las mujeres pueden hacer ejercicio, nadar, bañarse, trabajar y realizar cualquier actividad que ellas deseen, sin temor a que la sangre se deje ver.