El ciclón Mocha ha dejado un rastro de devastación en el oeste de Birmania, y se estima que al menos 800.000 personas necesitan ayuda urgente, según informó Naciones Unidas.

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha iniciado la distribución de alimentos en los refugios de evacuación en el estado de Rakaín y la región de Magwe, que son las áreas más perjudicadas en Birmania. Sin embargo, el acceso a la ayuda internacional sigue siendo restringido por la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de 2021.

Pierre Peron, portavoz de la oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en el Sudeste Asiático, informó que han brindado "apoyo inicial" en algunas partes del estado de Rakaín, donde el ciclón causó una gran destrucción el pasado domingo. Esto incluye la asistencia a comunidades afectadas, incluidos miles de desplazados de la minoría musulmana rohinyá.

Cinco días después del paso del ciclón, los problemas de movilidad y comunicación debido a la destrucción de infraestructuras dificultan conocer el número de víctimas y la situación en cientos de pueblos, algunos de los cuales han sido completamente destruidos.

A pesar de los esfuerzos iniciales de ayuda, gran parte de la asistencia humanitaria sigue bloqueada a la espera de que la junta militar permita el acceso de las organizaciones internacionales a todas las zonas afectadas.

La ONU estima que 3,2 millones de personas se han vuelto extremadamente vulnerables debido al ciclón. En muchas áreas afectadas, el suministro eléctrico y las líneas telefónicas están cortadas, y se necesita agua potable y combustible con urgencia. Además, se requieren alimentos y medicinas para hacer frente a la situación.

A pesar de la reticencia de la junta militar a permitir la entrada de ayuda internacional, anunciaron el envío de provisiones en un barco militar, incluyendo arroz, aceite de palma, alimentos, agua potable, equipos de comunicación, generadores eléctricos y purificadores de agua.