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Superar nuestra educación*

Superar porque no podemos decir abolir o suprimir porque lo que hacíamos será la base para seguir. Diremos superar porque nos permite mostrar que se trata de un proceso y nos obliga a proponer con qué sistema o método lo superaremos.

Trabajé 32 años en educación preescolar. Toda una vida de maestra. Y sí, literal, los niños aprenden jugando, que es la forma más favorable de aprender para la vida. Al llegar los alumnos a los siguientes niveles, la educación es más “formal” y,  se piensa por parte de los profesores que ha de ser juiciosa, sensata y seria. Para los alumnos es un tanto aburrida. Un ámbito importante que considero fundamental destacar es que los programas, libros del maestro, libros del alumno, biblioteca escolar de la escuela y del aula, apoyos didácticos, etc., contienen un proyecto para favorecer una educación de modelo distributivo (de todos para todos).

Tenemos una educación en el siglo XXI que ha evolucionado muy poco desde las escuelas para maestros hasta la propuesta por parte de los gobiernos. En las últimas semanas, las escuelas en todo el mundo han abandonado los exámenes y las pruebas  que solían ser necesarias y que desde hace siglos se han aplicado para “atrevernos” a cuestionar si hubo o no aprendizaje, exámenes ineficientes y que al enfocar la educación en ellos tenía poco sentido, pérdida de recursos, tiempo y energía humana. Un virus tuvo que venir para cambiarlo todo.

Las pruebas estandarizadas se han interrumpido. La información no es el componente educativo más importante. La educación moderna ha seguido enfocándose en la información más que en el desarrollo humano, el aprendizaje, la sabiduría y el crecimiento de bienestar humano. Seguimos insistiendo en el instruccionismo, en la transferencia de información (objetiva, cuantificable, verificable a través de datos numéricos…) Hemos de construir algo nuevo y duradero. Tenemos que crear una estructura educativa para las próximas generaciones que resuelvan problemas “globales”, como el cambio climático, la sostenibilidad energética, nuevas estructuras sociales, culturales y económicas en el mundo. La información es una mercancía y que la educación se centre en ella es poco útil para los estudiantes. De nada sirve que los estudiantes aprueben un examen estandarizado si no pueden usar ese aprendizaje para mejorar sus vidas y las de nuestras comunidades, dice Rankin.

Necesitamos personas preparadas para evaluar y discernir, sintetizar y aplicar lo que es válido para hacer cosas: soluciones, conexiones y recursos. El enfoque de la educación ha de generar ciudadanos completos, competentes y humanos. Necesitamos gente que pueda aplicar información a contextos significativos para crear conocimiento y soluciones útiles, personas que puedan cultivar conocimiento para producir culturalmente contextos relevantes y sabiduría entorno a ese conocimiento. Necesitamos en los entornos educativos humanización, sabiduría y subjetivación. No necesitamos mecanización, datos y objetivación.

Y como apunta Rankin para clarificar el estado actual de la educación: “Lo que necesitan los entornos de aprendizaje futuros no es más mecanización, sino más humanización; no más datos, sino más sabiduría; no más objetivación, sino más subjetivación; No más Platón, sino más Aristóteles”.

 

*Rankin, William. “La educación ha terminado”

 

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