La última reunión del Cabildo capitalino celebrada la semana pasada dejó claro que existen dos realidades distintas. Una en la que viven el alcalde Xavier Nava, Sebastián Pérez y los hermanos Portilla, y otra donde vivimos todos los demás.
Y es que mientras regidores y otros funcionarios no logran entender los gastos excesivos de publicidad y culto a su imagen que rebasan los millones de pesos, contra los raquíticos programas de obras y apoyos sociales que reclaman las clases vulnerables en estos tiempos de crisis económica derivada de la contingencia.
Peor y en evidencia quedó el alcalde cuando se reía y mostraba gestos y además despectivos en contra de sus funcionarios que insistían con la pregunta “¿En qué medios están gastando todo ese dinero?
La respuesta podría ser muy obvia si pensamos a que medios son propiedad de familias privilegiadas y que, a su vez, no dejan de regurgitar boletines y porras por el presidente municipal panista, al mismo tiempo que son bombardeados de comentarios por parte de potosinos que cuestionan la ética periodística de quienes dirigen dichos medios de información.
Eso sí, la realidad donde vive el alcalde es una llena de paranoia donde los que lo cuestionan sólo tienen “ambiciones políticas” en contra de su mal logrado proyecto político, muchos de ellos funcionarios que no hacen más que hacer su trabajo al preguntar “¿por qué estamos gastando más de 200 mil pesos diarios en propaganda?”
Para muchos en el círculo político el tema es claro, Nava, en toda su soberbia no ha entendido que después de estos tres años está acabado. Porque para quienes fue útil en las elecciones de hace dos años, ya caducó y para quienes lo vieron como un adversario político ahora solo le toman valor por los colores que representa. Aquellos del PAN.
Y es que el Partido Acción Nacional históricamente ha sido compuesto por los fifis del estado, mismos que no han tenido miedo en volver los puestos políticos que ocupan como un negocio familiar, donde hacen su agosto para asegurar sus empresas y proyectos inmobiliarios, y personajitos como los Portilla lo han demostrado con la creación de su villa de vacaciones en la Sierra de Álvarez, misma que actualmente es custodiada por los conos de las malogradas ciclovías.
¿Y para donde va Nava? Es simple, va para el destierro político, para el abandono y repudio de los potosinos que engaño en campaña y defraudó en el gobierno, exhibido como lo que al final fue, un títere en los intereses de un gobernador y un partido de ricos que al final del 2021 le darán la espalda como lo tiene merecido. Si pensaron que el destino de Mario García Valdez en la política había sido triste, es porque aún no han visto el que le espera a Nava.
Triste legado para una familia que pudo haber dado más por los potosinos.