En medio de la vida diaria, nos enfrentamos a un enemigo silencioso: el asesino existencial que se esconde tras la aparente urgencia de nuestras actividades cotidianas. ¿Cuántas veces nos dejamos consumir por tareas apremiantes, especialmente en el ámbito laboral, sin percatarnos de que este remolino nos está llevando a la esclavitud de lo inmediato? Sería bueno poder reflexionar acerca de cómo el asedio constante de las actividades urgentes puede alejarnos de una vida bien vivida, como también reflexionar sobre la sabiduría implícita en la frase de Carlos Ávila: "Evitar morir no es lo mismo que saber vivir".
En el escenario de nuestras vidas, casi siempre nos encontramos atrapados en la corriente de lo urgente. El trabajo se convierte en un campo de batalla donde las demandas inmediatas nos asaltan sin piedad. ¿Pero a qué costo? ¿Cuántas veces hemos sacrificado momentos de auténtico significado por apagar incendios laborales?
El asesino existencial se disfraza de urgencia, seduciéndonos con la ilusión de que estamos siendo productivos, cuando en realidad estamos cayendo en una espiral de repetición sin propósito. Nos volvemos esclavos de las actividades que parecen ineludibles, olvidando que la verdadera esencia de la vida reside en las experiencias que nos llenan de significado.
Esta frase: “evitar morir, no es lo mismo que saber vivir”, nos invita a cuestionar la dicotomía entre hacer lo urgente, o pausarnos para darle vida a lo que da sentido. En nuestra lucha contra la muerte simbólica de la procrastinación, ¿nos estamos perdiendo la riqueza de la vida en sí misma? Es hora de reconsiderar nuestras prioridades y reconocer que la mera supervivencia no equivale a una existencia plena.
El culto a lo urgente nos empuja a una existencia de respuestas rápidas y decisiones impulsivas. Nos sumergimos en un ciclo interminable de tareas que nos absorben, dejando poco espacio para la contemplación y la conexión significativa con lo que realmente importa. ¿De qué sirve acumular logros si sacrificamos la esencia misma de estar vivos?
En este viaje hacia una vida más plena, proponemos que nos enfrentemos al asesino existencial con un cambio de perspectiva. Aprendamos a discernir entre lo urgente y lo importante. Permitámonos dedicar tiempo a actividades que nutran nuestra alma y fortalezcan nuestras relaciones. Evitar morir no debería ser nuestro único objetivo; aprender a vivir plenamente podría ser la meta.
En última instancia, la batalla contra el asesino existencial requiere valentía y autoconciencia. No permitamos que la urgencia nos prive de la oportunidad de experimentar la vida en toda su complejidad y belleza. En las pausas entre lo urgente, descubrimos la verdadera esencia de existir. Es hora de vivir con propósito y recordar que saber vivir va más allá de simplemente evitar morir.
Por, Elizabeth Mercado.
Terapeuta Existencial.
Autora de Jaula Mental, decorar la jaula no te hace libre (disponible en Amazon)
Ig: elizabeth.mdo