titulo_columna

Cerrando Puertas

Esta semana me puse a reflexionar sobre algo que a todos nos sucede: las frustraciones. Sí, esas situaciones que nos hacen querer golpear la mesa y decir "¿por qué a mí?". Pero, ¿y si les dijera que esas frustraciones podrían ser la clave para tener una vida más plena y significativa?

Imagina tu vida como un gigantesco jardín lleno de caminos y flores. Al principio, todos queremos que nuestro jardín sea enorme, con un montón de rutas por explorar, y caminos abiertos. Pero, ¿qué pasa cuando nos damos cuenta de que algunas plantas están más muertas que vivas? O que, simplemente, nos están quitando mucho tiempo, esfuerzo y alegría. Ahí es donde entra el arte de aceptar las frustraciones.

Aceptar esas molestas frustraciones es como decirle adiós a ciertos caminos para que otros puedan brillar más, es atrevernos a cerrar caminos para darle más aprecio, tiempo y esfuerzo a la parte del jardín que realmente está funcionando para nosotros. Y con esto no me refiero a que nos demos por vencidos, porque no se trata de rendirse, sino de enfocarnos en lo que ya está floreciendo en nuestra vida. Es como cortar las ramas secas para que las flores más bonitas puedan salir a la luz. Al hacerlo, le damos dignidad y amor a nuestra existencia.

Sé que muchas veces nos da miedo eliminar posibilidades, puesto que desde que somos pequeños nos hacen creer que entre más posibilidades abiertas tenemos, mejores cosas podremos elegir. Pero, me parece que estamos un poco equivocados, renunciar a ciertas posibilidades nos permite que nos podamos comprometer de manera más profunda con las posibilidades que elegimos, y es que a veces menos, sí es sinónimo de más. De más compromiso, más atención, más cuidado y más dignidad. 

La vida, siendo tan cortita, nos está dando una señal: seamos selectivos con nuestra manera de comprometernos. Mejor tener un jardín chiquito, pero lleno de vida que uno gigante y hecho un desastre. Las frustraciones son como flechas apuntando a dónde cerrar puertas para poder resguardar lo que sí está creciendo.

Aceptar las frustraciones nos lleva a conocernos mejor y a crecer de una manera auténtica. Aprendemos a valorar lo que ya tenemos y nos concentramos en hacerlo crecer, como cuidar de las plantas más bonitas en nuestro jardín.

Tal vez, sería bueno aprender a abrazar esas frustraciones, a cerrar puertas que ya cumplieron su ciclo y a dedicarnos a cultivar nuestro jardín con todo el amor y atención que merece en el lugar donde verdaderamente está creciendo. Comprometámonos con nuestra propia vida, cerrando los caminos que nos quitan alegría. Tal vez, el compromiso sea un buen comienzo para este 2024. 

Que estos días nos inspiren a bailar con nuestras frustraciones y a abrir caminos nuevos, ¡porque al cerrar algunas puertas, estamos abriendo la puerta a nuevas y emocionantes oportunidades!

Elizabeth Mercado.

Terapeuta Existencial.

Autora de Jaula Mental, decorar la jaula no te hace libre (disponible en Amazon)

Ig: elizabeth.mdo