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¿DÍA DEL AMOR, O APEGO AL AMOR?

Hay algo raro que sucede con el amor: ¿qué es el amor?

Al menos, esa era una pregunta que me hacía desde que tuve mi primer novio (hace 15 años). Sí agarro los diarios que he escrito desde ese entonces, no es mentira que más de una ocasión he escrito la pregunta: ¿Es él?, ¿Realmente es él el amor de mi vida? Pareciera que quería llegar a una certeza inmovible de que el amor que tenía en ese momento, pudiera ser el amor de mi vida. ¿Vaya tontería no creen? 

Para empezar, ¿cómo es que podemos llegar a la conclusión de que alguien es el amor de nuestra vida? ¿de donde sacamos la idea de que existe una especie de certeza acerca del amor. 

Hace muy poco tiempo, apenas fui consciente de que vivo en un mundo en el cual 8 ochomil millones de personas, en su mayoría, creen que el amor es algo que se busca para, que cuando sea encontrado, entonces, nunca más dejarlo ir. He escuchado tantas teorías como: el alma gemela o, el hilo rojo, que de pronto pensar en que yo, una persona común y corriente, no ha logrado encontrar “el amor de su vida” tiene una especie de defecto. Es más, cuantas veces hemos escuchado esta frase: “si sigues siendo así, te vas a quedar solo”, como si realmente encontrar la media naranja fuera el objetivo máximo de esta maravillosa y vasta existencia. 

Al decir esto, tampoco me refiero a que no crea en el amor, porque créanme, he hecho locuras por amor. Incluso, siendo mujer en algún momento, yo le propuse básicamente matrimonio a mi novio de ese momento. He creído en el amor, definitivamente. Y he cometido locuras por amor al amor (y seguro seguiré cometiendo), pero ninguna de aquellas locuras me ha perecido un error, como el hecho de que creía que existía una manera de confirmar que alguien estaba hecho para mí, y yo para alguien. 

En el ultimo año he estado estudiando otra especialidad, la cual me llena de gozo aprender: procesos de paz. Y en ella, una de las clases involucraba al maestro, Carlos Ávila  y a Yaqui Martínez, fundado de Circulo de Estudios en Terapia Existencial. Y precisamente la clase era: El amor. 

Y sus puntos de vista me atraparon por completo mi interés: ambos decían que el amor, es la disponibilidad que se tiene para estar para el otro, comprendiendo que el otro es tan digno como yo. Decir que amamos a alguien, en realidad nada cambia, pero lo cambia todo, decían. Y que el odio, en realidad no es lo opuesto del amor, sino la indiferencia. Por lo que, cuando el otro dice que me ama, en realidad lo que hace es hacerme diferente del resto: hacerme especial. 

Sin embargo, decían que el intento de buscar una certeza del amor, en realidad obstaculiza el amor en sí mismo. Pareciera que en el momento en el que encontramos, según nosotros, una certeza para amar a alguien, en realidad es más parecido al apego y no al amor. 

¿Cuántas veces nos hemos sentido mal por no estar seguros de que amamos a alguien? A mi me pasó más de una vez. Y eso lo veía como una debilidad en mí. Es decir, en un mundo que tiene la certeza de que ama al otro, el hecho de que yo no tuviera una certeza, me hacía sentir verdaderamente culpable, y por ello escribía mas de una vez en mi diario: ¿será que es él, el amor de mi vida? 

Jamás quise decirle nunca a nadie, que nunca estaba segura de que si amaba realmente a alguien o no. Hasta que esta magnifica clase, me hizo percibir que el error estaba en encontrar la certeza en el amor. 

Y es que, lo que intento decir es que, si existe una forma de amar, es precisamente en la incertidumbre, en el no saber. Cuando tenemos certezas es difícil saber si estamos caminando ese camino por amor, o por la seguridad de que sabemos que nos llevará a un camino especifico. 

La incertidumbre nos devuelve la mirada al amor inocente. Al no saber, y aun así dar un paso a la vez con la esperanza de llegar a un buen camino. 

Tal vez, sería bueno que reflexionáramos en que si lo que amamos realmente lo amamos, o es simplemente que sentimos un apego por aquello que creemos amar. 

 

Espero este día de San Valentín, seamos verdaderamente valientes para abrazar la incertidumbre y así vivir el amor desde una perspectiva diferente.

 

 

Por, Elizabeth Mercado.

Terapeuta Existencial.

Autora de Jaula Mental, decorar la jaula no te hace libre (disponible en Amazon)

Ig: elizabeth.mdo