Por Ana Alamilla

Triste adiós a Elena Larrea, corazón de Cuacolandia

La activista que luchó por los caballos y burros en México nos deja un legado de compasión.

Elena Larrea, alma de Cuacolandia y ferviente defensora de los derechos de los animales, ha dejado un vacío imborrable tras su fallecimiento. Su vida, dedicada al rescate y bienestar de caballos y burros maltratados, se vio truncada por complicaciones de salud derivadas de una cirugía estética. 

 

Cuacolandia, su santuario en Atlixco, Puebla, se erige como testamento de su amor y dedicación hacia los equinos y otros animales, proporcionándoles una segunda oportunidad de vida lejos del sufrimiento.

 

Con más de 300 rescates a su nombre, Elena marcó la diferencia en un mundo que a menudo olvida a aquellos sin voz. Su lucha no solo abarcó el rescate físico, sino también el impulso legislativo, logrando avances significativos en la protección contra la violencia sexual hacia animales en Puebla.

 

 Su partida plantea interrogantes sobre el futuro de Cuacolandia y sus residentes. Sin embargo, la promesa del gobernador de Puebla de garantizar el cuidado de los animales ofrece un rayo de esperanza.

 

La comunidad animalista y seguidores de Elena y Cuacolandia lloran su pérdida, recordándola como una campeona de la empatía y la justicia. Su legado de amor y lucha por un mundo mejor para los animales perdurará, inspirando a futuras generaciones a seguir su camino de compasión y acción.