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Los detalles del verano

Apenas está entrando el verano por nuestra ventana y no tenemos la certeza de cómo será. Nos hemos pasado la primavera en casa. Tres meses encerrados, que en el caso de España, el fin del Estado de Alerta coincide con el comienzo del periodo estival. “¿Dónde estará mi primavera”?, cantaba Marco Antonio Solís. La nuestra ya se fue, pero nos queda el verano.

Un verano en el que tendremos la oportunidad de empezar a vivir más lento (decía mi abuela quien más rápido vive más rápido termina) y observar detalles de la  vida que dábamos por sentado que ocurriría, ya sabíamos lo que vendría, adónde iríamos, qué comeríamos, etcétera, pero en este confinamiento nos dimos cuenta de que podemos vivir y disfrutar con menos y en cercanía.

No conocemos el  país, pero nos orgullecemos de visitar otros. Demeritamos nuestras costumbres y la hermosa naturaleza de México. Tenemos la oportunidad de conocer las comunidades, de comer los productos naturales y de cercanía, alimentos como el nopal, frijol, zapote, chicozapote, jícama, calabaza, tuna, aguacate, camote, chayote, chía, maguey, amaranto, chile, coco, entre muchos otros.

Quetzalcóatl le dio a los toltecas los granos de cacao para que su pueblo estuviera bien alimentado. Quetzalcóatl plantó un pequeño arbusto en Tula y le pidió a Tláloc que enviara la lluvia a la tierra para que la planta se pudiera alimentar y crecer. En Mesoamérica era usado como símbolo de riqueza. El cacao era la moneda utilizada en la antigua Tenochtitlan con la que se comercializaba. Para los españoles el cacao fue un gran hallazgo que adoptaron rápidamente. Le agregaron leche, un poco de azúcar, canela y otras especias. Alimentos que México ha compartido al mundo.

Podríamos adherirnos a grupos que hacen labor social para las comunidades, como plantar un árbol, limpiar las calles, capacitar y apoyar con nuestros conocimientos acerca de la buena alimentación y sus fortalezas; coordinarnos con instituciones para el cuidado del ambiente, la utilización adecuada de recursos y reutilización de los mismos para no devastar más la naturaleza. El cuidado de los mares y océanos, conocer la fauna y la flora que existe en ellos y cómo cuidar y respetar los ecosistemas marinos, integrarnos con las personas de las comunidades y realizar campañas del cuidado de la salud y compartir aspectos que nos ayuden a aplicar una ética cultural y mejorar la  convivencia.

Somos un país rico en cultura, arte, tradiciones, folklore, etc. Hagamos rutas sostenibles para conocer y disfrutar los tesoros arqueológicos con los que cuenta la cultura. Rescatemos los sabores de la cocina tradicional, platillos que perviven desde hace siglos entre nosotros. Disfrutar en cada región de los productos locales y dejarnos sorprender por la cocina mexicana, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Cambiemos la experiencia de hotel por una cabaña rural e integrémonos a las tradiciones y costumbres de cada lugar.

Otro verano es posible. Está en nuestro interior hacer que sea real. Conoce México. Es nuestro país y al vivir estas experiencias seremos mejores personas. Este verano llena tu mochila de ilusiones, creatividad, vivencia y momentos especiales.

 

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