Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, está bajo escrutinio intenso después del intento de asesinato del expresidente Donald Trump durante un mitin en Pensilvania el pasado 13 de julio. Cheatle, quien ha enfatizado la misión de "cero errores" de su agencia, ahora se enfrenta a preguntas sobre cómo un hombre armado pudo acercarse tanto a Trump, hiriéndolo en la oreja.
El incidente ha llevado a comisiones del Congreso y al gobierno de Joe Biden a iniciar una serie de investigaciones. Cheatle, quien testificará ante los legisladores el próximo lunes, ha reconocido la responsabilidad del Servicio Secreto en la protección de Trump y ha declarado que no tiene planes de dimitir, contando con el respaldo del gobierno.
El senador Mitch McConnell y otros legisladores han exigido respuestas y rendición de cuentas, sugiriendo la necesidad de un nuevo liderazgo en el Servicio Secreto. Cheatle, la segunda mujer en liderar la agencia, enfrenta su mayor desafío desde su nombramiento en 2022, cuando Biden la trajo de regreso para encabezar una agencia con un historial de escándalos y esfuerzos de diversificación.
Con la información de: La Jornada