Sammy Basso, un científico italiano conocido por su valiente lucha contra la progeria de Hutchinson-Gilford, falleció inesperadamente a los 28 años mientras cenaba en un restaurante en Treviso, Italia. Su muerte se produce pocos días después de regresar de un viaje a China, dejando un profundo vacío en la comunidad científica y entre quienes lo conocieron.
Basso fue diagnosticado con progeria a la edad de dos años, una enfermedad genética extremadamente rara que causa un envejecimiento prematuro y acelerado en los individuos, afectando a solo 1 de cada 20 millones de personas. A lo largo de su vida, se convirtió en un símbolo de esperanza y resiliencia, dedicando su tiempo y esfuerzo a informar sobre esta enfermedad y apoyar la investigación científica para encontrar tratamientos.
La asociación que él mismo fundó emitió un emotivo comunicado: “Hoy nuestra luz, nuestro guía, se ha apagado. Gracias, Sammy, por habernos hecho partícipes de esta vida maravillosa”. Su trabajo no solo brindó visibilidad a la progeria, sino que también inspiró a muchos a seguir luchando por la investigación en este campo.
Sammy Basso dejó un legado importante al ser un defensor incansable de los derechos de las personas con enfermedades raras, mostrando que, a pesar de las dificultades, se puede hacer una diferencia en el mundo. Su vida y su trabajo continuarán inspirando a futuros investigadores y a quienes enfrentan desafíos similares.