Bajo las luces del M&T Bank Stadium en una tarde donde el frío parecía llevar consigo los susurros de las derrotas pasadas Baltimore cobró venganza de Steelers para derrotarlos y con ello asegurar un puesto en postemporada. Ocho de los últimos nueve enfrentamientos contra Pittsburgh se llenaron de decepción para Baltimore, una estadística que resonaba como un eco interminable en las almas de los jugadores y aficionados.

Lamar Jackson, con su característico estilo fluido y su determinación feroz, se presentó como el líder indiscutible. Sus 15 pases completos de 23 intentos para 207 yardas, tres touchdowns y una intercepción no sólo ilustraron su talento, sino también su inquebrantable voluntad de ganar. Jackson no estaba solo; Zay Flowers, con sus cinco recepciones para 100 yardas, brilló como una flor en plena primavera, ofreciendo una belleza fugaz en cada atrapada. Las anotaciones fueron repartidas entre Mark Andrews, Isaiah Likely y Rashod Bateman, quienes, como estrellas fugaces, iluminaron el cielo de Baltimore. Mientras tanto, Derrick Henry, corriendo con una fuerza que parecía extraída de un futbol americano antiguo, acumuló 162 yardas en 24 acarreos. Su promedio de 6.8 yardas por intento resonó como un tambor de guerra en el campo de batalla, recordando a todos su lugar entre los grandes de la NFL.

Russell Wilson luchó con coraje. Sus 22 pases completos de 32 intentos para 217 yardas y dos touchdowns mostraron destellos de brillantez, pero las dos pérdidas de balón en momentos críticos fueron heridas autoinfligidas que costaron caro. Najee Harris y Jaylen Warren, combinándose para poco menos de 100 yardas terrestres, Calvin Austin III, con sus cuatro recepciones para 65 yardas, ofreció momentos de esperanza, pero el destino ya estaba escrito.

Ravens  enfrentará a Texans en Navidad, una fecha cargada de esperanza. Steelers hará lo mismo con Chiefs, en duelos para definir al monarca divisional.