Los habitantes de Nueva Delhi viven inmersos en una crisis ambiental que pone en jaque su salud y calidad de vida. La capital de India, reconocida como la ciudad más contaminada del mundo, registró en noviembre nuevos récords alarmantes en los niveles de contaminación del aire, con partículas finas que superan 60 veces los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El índice de calidad del aire (AQI, por sus siglas en inglés) ha alcanzado niveles críticos debido a condiciones meteorológicas adversas que exacerban la acumulación de contaminantes. Esta situación, característica de la temporada de invierno, dispara las visitas a los hospitales, con un aumento significativo en los casos de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Estudios recientes revelan que el 11.5 % de todas las muertes en Nueva Delhi están vinculadas directamente a la contaminación del aire, lo que equivale a unas 12,000 vidas perdidas cada año. Para muchos residentes, la exposición prolongada a este ambiente tóxico significa vivir en un estado constante de asfixia, donde la mascarilla ya no es un accesorio opcional, sino una necesidad básica para sobrevivir.

El fenómeno es impulsado por una combinación de factores, incluyendo las emisiones de vehículos, la quema de residuos agrícolas en regiones cercanas y el uso de combustibles fósiles en las industrias. Aunque las autoridades han implementado medidas como restricciones vehiculares y cierres temporales de fábricas, estas acciones han sido insuficientes para revertir el daño acumulado.

A nivel internacional, la situación en Nueva Delhi sirve como un sombrío recordatorio de los efectos devastadores de la contaminación en las megaciudades. Mientras tanto, millones de personas en la capital india enfrentan una realidad donde respirar aire limpio es un lujo inalcanzable, y la lucha por la sostenibilidad se torna cada vez más urgente.

Con el índice de calidad del aire aún deteriorándose, los expertos llaman a acciones inmediatas y coordinadas para mitigar este desastre ambiental, no solo por el bienestar de los habitantes de Nueva Delhi, sino también como un compromiso global con la salud del planeta.