Un nuevo análisis publicado en The Lancet Public Health revela cifras preocupantes sobre el suicidio en el mundo, destacando que alrededor de 740,000 personas pierden la vida por esta causa cada año, lo que equivale a una cada 43 segundos. Aunque los esfuerzos de prevención han logrado una disminución general de la tasa global de suicidio, la situación es muy desigual entre las diferentes regiones del planeta, especialmente en América Latina.
De acuerdo con el estudio realizado por el Instituto de Métrica y Evaluación Sanitarias (IHME) de la Universidad de Washington, la tasa mundial de suicidio se ha reducido casi un 40% desde 1990, pasando de 15 muertes por cada 100,000 personas a 9 por cada 100,000. Este descenso es una señal positiva, impulsada por intervenciones y campañas de prevención. Sin embargo, la reducción no ha sido homogénea en todas las áreas del mundo.
En particular, América Latina ha experimentado un incremento del 39% en los suicidios, con México destacándose con un alarmante aumento del 123% en las muertes por suicidio en mujeres. Otras regiones de América Latina también muestran aumentos, como en la zona andina y tropical, mientras que en Norteamérica los suicidios subieron un 7%.
Por otro lado, Asia Oriental presenta la disminución más notable, con una caída del 66% en la tasa de suicidios, siendo China el país con el mayor descenso en este aspecto. Las tasas más altas de suicidio se registran en Europa del Este y en varias partes de África subsahariana.
Los datos también resaltan las notorias diferencias entre hombres y mujeres, con los varones siendo más propensos a morir por suicidio, con una tasa más del doble que la de las mujeres. Los intentos de suicidio entre las mujeres, sin embargo, son significativamente más frecuentes. Además, los varones tienden a utilizar métodos más letales, como el uso de armas de fuego, lo que incrementa la tasa de mortalidad en comparación con las mujeres, quienes a menudo recurren a métodos menos letales, como la sobredosis o el envenenamiento.
A pesar de los avances en la reducción de los suicidios a nivel global, el informe subraya que la eliminación del estigma relacionado con el suicidio y la mejora del acceso a sistemas de salud mental siguen siendo pasos esenciales. Las personas que sufren trastornos mentales o abusos, así como aquellas afectadas por la pobreza, tienen un mayor riesgo de suicidio, por lo que la atención en estos sectores es crucial.
Los expertos en salud mental insisten en que la colaboración comunitaria y las estrategias de concienciación, intervención y apoyo son fundamentales para reducir las tasas de suicidio en el futuro. El estudio concluye con un llamado a los responsables de políticas públicas para crear programas de prevención adaptados a las necesidades específicas de cada población.