Por Redacción Contra Réplica

El arte contemporáneo: entre la pasión, la inversión y la tecnología

Ricardo Reyes, uno de los coleccionistas más importantes de México, comparte su visión sobre el arte contemporáneo, su valor y los desafíos que enfrenta en la era digital.

En el mundo del arte contemporáneo, objetos como una piedra en el piso, un zapato con un foco en su interior o un gancho de ropa rosa pueden alcanzar precios exorbitantes en subastas y ferias especializadas. Para algunos, estas piezas son simples objetos cotidianos; para otros, como Ricardo Reyes, representan una forma de expresión única y valiosa.

Ricardo Reyes, reconocido coleccionista mexicano, cuenta con una de las colecciones más importantes del país, integrada por más de 200 piezas de artistas nacionales e internacionales como Alfredo NoyolaAntonio O’ConellCarlos RancDaniel Dens y Cisco Jiménez. Su pasión por el arte comenzó hace 25 años, cuando decidió combinar su trabajo en la promoción musical con el coleccionismo de obras plásticas.

“Me fui apropiando de ese sentido expresivo actual”, explica Ricardo. “Fui conociendo pequeños artistas, quienes me recomendaban a otros, y éstos siempre se quejaban de que no había lugares para exhibir sus piezas. Entonces, durante más de 25 años, he tomado cursos de arte, diplomados, todo… siempre tratando de enriquecer mi conocimiento, mi sentido visual y crítico”.

Para Ricardo, el arte contemporáneo no solo es una inversión, sino también una forma de vida. En su hogar, convive con su familia y más de 60 piezas de arte y diseño, que dialogan entre sí y enriquecen su entorno. “Aquí en casa, ninguna pieza le pone el pie a otra. Hay un diálogo entre ellas, como que se van paseando”, comenta.

Sin embargo, el mundo del arte no está exento de desafíos. Con el surgimiento de tecnologías como los NFT (Non Fungible Token), que permiten coleccionar arte digital, Ricardo se mantiene fiel a las obras físicas. “Con los NFT no pasó nada porque los que seguimos siendo coleccionistas de la vieja escuela queremos algo que podamos ver en nuestras paredes, en nuestro entorno”, afirma.

Además, el riesgo de la piratería y la falsificación de obras es una preocupación constante. Ricardo destaca la importancia de trabajar con ética y lealtad en el mercado del arte, tanto en el primario (artistas vivos) como en el secundario (artistas fallecidos). “Hay una cifra muy interesante sobre las transacciones que se hacen anualmente en el arte en todo el mundo: son alrededor de 80 mil millones de dólares. De esa cifra, un 10% o 15% corresponde a obras falsas”, advierte.

Para Ricardo, invertir en arte es una decisión que va más allá del valor monetario. “La mejor inversión es cuando la pieza te gusta mucho y la puedes pagar”, dice. “Hay veces que vas a una feria o a una galería en busca de un artista y te dicen: ‘Ya se fue al triple del precio’. Pero lo más satisfactorio es generar una gran amistad con los artistas, porque no hay nada más rico que hablar el mismo idioma”.

En un mundo donde la tecnología y la inteligencia artificial están transformando la forma en que se crea y se consume el arte, Ricardo Reyes sigue apostando por la conexión emocional y humana que solo una obra física puede ofrecer. Su colección no solo es un testimonio de su pasión, sino también un legado que comparte con su familia y con quienes admiran el arte contemporáneo.