Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Varsovia ha descubierto un fascinante conjunto de marionetas de cerámica de 2.400 años de antigüedad en el yacimiento arqueológico de San Isidro, en el departamento de Sonsonate, El Salvador. Este hallazgo, publicado en la revista Antiquity, desafía la idea de que esta región centroamericana estuvo culturalmente aislada en la antigüedad y podría reescribir lo que sabemos sobre las conexiones culturales en la Centroamérica precolombina.
En 2022, los investigadores Jan Szymański y Gabriela Prejs encontraron en la cima de la mayor estructura piramidal del sitio cinco figurillas de cerámica datadas alrededor del 400 a.C., dispuestas como una ofrenda ritual. Aunque no se hallaron restos humanos, el descubrimiento sugiere un depósito funerario simbólico.
"Este hallazgo es solo el segundo grupo de este tipo encontrado in situ, y el primero que presenta una figura masculina", explicó el Dr. Szymański, autor principal del estudio.
Figurillas articuladas con expresiones cambiantes
La colección consta de tres figuras más grandes, de casi 30 centímetros de altura, y dos más pequeñas, de 18 y 10 centímetros. Las tres figuras más grandes tienen cabezas articuladas y ajustables, similares a las muñecas modernas, con "protuberancias cónicas en los cuellos y encajes a juego en la base de cada cabeza".
Uno de los rasgos más llamativos es su expresión facial cambiante. "Vistos desde arriba parecen casi sonrientes, pero cuando se miran desde el ángulo llano se vuelven enfadados o desdeñosos, para volverse asustadizos cuando se ven desde abajo", detalló Szymański. Este diseño probablemente buscaba ampliar la gama de representaciones rituales en las que podrían utilizarse.
Las figuras más grandes están desnudas y carecen de pelo o joyas, mientras que las más pequeñas presentan mechones de pelo y orejeras. Una de las figurillas parece tener la cara tatuada y caderas más estrechas, lo que sugiere que podría representar a un hombre, mientras que las otras podrían ser mujeres.
La ubicación del hallazgo, en el centro geométrico de la pirámide más prominente del sitio, indica que estas figuras no eran simples juguetes, sino que probablemente se usaban en rituales públicos importantes. Las marionetas, encontradas desnudas, podrían haberse vestido de diferentes maneras para representar diversos personajes o escenarios en ceremonias.
Este descubrimiento es especialmente relevante dado el contexto histórico de El Salvador. Tradicionalmente, la región ha sido vista como culturalmente aislada, en parte debido a la devastadora erupción del volcán Ilopango entre los años 400 y 500 d.C., que liberó un volumen de material diez veces superior al de la erupción del Vesubio en Pompeya.
Sin embargo, estas marionetas, junto con otros artefactos como colgantes de jade encontrados en el mismo sitio, sugieren que El Salvador mantenía conexiones significativas con otras culturas de la región. Los objetos muestran similitudes con hallazgos en Nicaragua, Costa Rica y Panamá, evidenciando una red de intercambio cultural más extensa de lo que se pensaba.
"Este descubrimiento contradice la noción predominante sobre el atraso cultural o el aislamiento de El Salvador en la antigüedad", afirmó Szymański. "Revela la existencia de comunidades vibrantes y de gran alcance capaces de intercambiar ideas con lugares notablemente distantes", concluyó.
Este hallazgo no solo enriquece nuestro entendimiento de las culturas precolombinas, sino que también destaca la complejidad y sofisticación de las sociedades antiguas en Centroamérica.