En los primeros meses de 2025, una pequeña sonda de 20 kilogramos se sumergirá durante cinco minutos en las nubes de ácido sulfúrico de Venus, equipada con un instrumento capaz de detectar material orgánico. Es la primera fase de Venus Life Finder, un programa liderado por el MIT y Rocket Lab que podría revolucionar la búsqueda de vida extraterrestre.
Tecnología pionera: La sonda llevará un nefelómetro de autofluorescencia (AFN) para identificar partículas orgánicas en tiempo real.
Enfoque inédito: A diferencia de misiones anteriores, no solo sobrevolará el planeta, sino que analizará directamente sus nubes, donde algunos científicos teorizan que podrían existir microorganismos extremófilos.
Tres etapas: Tras esta primera incursión, en 2026 se lanzará una sonda con paracaídas para medir acidez y metales, seguida de una misión en globo astronáutico (2030) y finalmente el retorno de muestras a la Tierra en 2041.
Antígona Segura Peralta, astrobióloga de la UNAM, explicó a La Jornada: "No confirmará vida, pero podría hallar condiciones que la hagan posible. Venus es un laboratorio natural para entender los límites de la habitabilidad".
A pesar de su superficie infernal (460°C y presión 90 veces mayor a la terrestre), las nubes a 50-60 km de altitud tienen condiciones menos extremas: temperaturas similares a las de la Tierra y trazas de fosfina —un posible biomarcador— detectadas en 2020.
Sara Seager (MIT), líder del proyecto, señala: "Si encontramos química orgánica compleja, cambiaría todo. Incluso una 'vida no como la conocemos' desafiaría nuestro lugar en el universo".
La misión usará el cohete Electron de Rocket Lab para desplegar la sonda, que será transportada por la nave Photon. En la fase final, un cohete recuperará 500 gramos de muestras de la atmósfera venusina.
Contexto global: Venus vive un renacimiento exploratorio. La NASA prepara las misiones DAVINCI y VERITAS (2029-2031), mientras Europa planea EnVision. Pero Venus Life Finder es la única enfocada exclusivamente en astrobiología.
5 minutos: Duración del análisis en nubes.
2 toneladas: Peso del cohete de retorno de muestras.
60 km: Altura clave para la recolección.
Si en 2025 la sonda detecta señales intrigantes, la comunidad científica podría reevaluar no solo la habitabilidad de Venus, sino la definición misma de vida.