El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, ha cumplido su advertencia al incrementar los aranceles a las importaciones provenientes de China hasta un 104%, en respuesta a las medidas recíprocas adoptadas por el país asiático. Esta decisión, efectiva desde el 9 de abril de 2025, marca una escalada significativa en las tensiones comerciales entre ambas naciones.
La administración Trump justifica este aumento arancelario como una medida para proteger la economía estadounidense y reducir el déficit comercial con China. Sin embargo, expertos advierten que estas acciones podrían tener efectos adversos en la economía global, afectando a consumidores y empresas en ambos países.
En represalia, el gobierno chino ha anunciado un incremento de sus aranceles a productos estadounidenses, elevándolos al 84%. Esta respuesta subraya la determinación de China de defender sus intereses económicos y podría intensificar aún más el conflicto comercial.
Analistas económicos expresan preocupación por el impacto de esta guerra comercial en los mercados financieros y en la estabilidad económica mundial. La incertidumbre generada podría desacelerar el crecimiento económico y alterar las cadenas de suministro internacionales, afectando a múltiples sectores productivos.