Un helicóptero turístico que sobrevolaba la ciudad de Nueva York se partió en el aire y se estrelló de forma violenta en el río Hudson la tarde del jueves, dejando un saldo de seis personas muertas: el piloto y una familia española integrada por dos adultos y tres menores de edad. El siniestro ocurrió cerca de las 3 de la tarde, minutos después de haber despegado de un helipuerto en el centro de Manhattan.
El alcalde Eric Adams confirmó que los cuerpos fueron recuperados del agua y que el vuelo, que incluía un recorrido por la Estatua de la Libertad, duró menos de 18 minutos. Testigos describieron una escena dramática: partes del helicóptero se desprendieron en el aire y la aeronave cayó de forma descontrolada con humo saliendo de ella.
La Administración Federal de Aviación (FAA) identificó el modelo como un Bell 206, ampliamente utilizado en vuelos turísticos. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte inició ya una investigación. Expertos en aviación sugieren que una falla mecánica grave habría causado la ruptura del helicóptero en pleno vuelo, dejando al piloto sin posibilidades de maniobra.
“Estaban muertos en cuanto ocurrió lo que ocurrió”, declaró Justin Green, abogado especializado en aviación y expiloto, al explicar que la pérdida de los controles habría hecho inevitable la tragedia.