Nvidia, la conocida empresa californiana que ha sido clave en el desarrollo de la inteligencia artificial, dio un paso significativo al anunciar que comenzará a fabricar por completo en Estados Unidos su chip de IA más avanzado, el Blackwell. Este procesador, fundamental para impulsar las tecnologías más innovadoras, ya ha iniciado su producción en las plantas de TSMC en Arizona, mientras que otras fábricas en Texas están en proceso de construcción con la colaboración de Foxconn y Wistron, empresas taiwanesas.
El CEO de Nvidia, Jensen Huang, celebró la decisión como un avance clave para la infraestructura de IA global, al afirmar que "por primera vez, los motores de la infraestructura de IA se están construyendo en Estados Unidos". Huang destacó que este movimiento no solo ayudará a satisfacer las necesidades del mercado, sino que también fortalecerá la resiliencia de la cadena de suministro de la empresa, lo cual es crucial para mantener el ritmo de desarrollo tecnológico. Además, Nvidia planea aumentar gradualmente su capacidad de producción en los próximos 12 a 15 meses.
El anuncio también tiene un trasfondo estratégico, dado que la Casa Blanca ha promovido la relocalización de industrias clave como los semiconductores, no solo para apoyar a la economía y a los trabajadores estadounidenses, sino también por razones de seguridad nacional. En este contexto, el gobierno de Estados Unidos ha impuesto restricciones a la exportación de chips avanzados a China, buscando fortalecer el control sobre los productos tecnológicos sensibles. Nvidia, al trasladar su producción a suelo estadounidense, se alinea con esta política y refuerza su papel como un actor clave en la carrera global por dominar la IA.
La incursión de Nvidia en la fabricación nacional también refleja el auge de la inteligencia artificial, que ha acelerado la demanda de sus chips en diversas industrias, desde la automotriz hasta la militar.