Una nueva tendencia ha sacudido a las redes sociales: tiendas chinas en línea como DHGate y Taobao se han popularizado tras una serie de videos en TikTok donde supuestos fabricantes de artículos de lujo afirman vender directamente al consumidor. En uno de los casos más comentados, el usuario Wang Sen, quien se identifica como proveedor para marcas reconocidas, mostró bolsos estilo Birkin y aseguró que los produce para casas de alta moda, invitando a los usuarios a comprarlos sin intermediarios y con precios mucho más bajos.
Los videos, que rápidamente se volvieron virales, fueron eliminados por TikTok por supuestamente violar sus políticas, pero el revuelo no desapareció. La controversia radica en que muchos consumidores comenzaron a cuestionar si las marcas de lujo realmente manufacturan en los mismos talleres que luego venden en plataformas asiáticas. Algunos usuarios, incluso, han afirmado que los productos que compraron en sitios como DHGate tienen una calidad idéntica a los originales, alimentando aún más la discusión sobre el valor real de lo "exclusivo".
Expertos en moda y comercio han advertido que, si bien es cierto que muchas marcas externalizan su producción, esto no implica que los artículos vendidos por terceros tengan autorización para reproducir y vender esos diseños. Comprar este tipo de productos puede representar una violación de derechos de autor y propiedad industrial, además de alentar el consumo de falsificaciones, aunque en algunos casos se trata de los llamados “sobrantes de fábrica”.
El debate sigue creciendo en línea, donde miles de internautas ahora comparan la ética de las grandes firmas con la accesibilidad de las plataformas chinas. Mientras tanto, marcas como Hermès y Louis Vuitton han evitado pronunciarse públicamente sobre el fenómeno, pero medios especializados coinciden en que la transparencia sobre los procesos de fabricación podría volverse una exigencia cada vez más fuerte por parte de los consumidores.