El Banco Central Europeo (BCE) anunció este jueves su séptimo recorte consecutivo de tasas de interés, en un intento por frenar los efectos negativos que las crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos podrían tener sobre el crecimiento económico de la eurozona.
La decisión se tomó en un contexto de creciente incertidumbre tras el anuncio del presidente estadounidense Donald Trump de imponer nuevos aranceles de hasta el 49% a productos extranjeros, con un impacto directo del 20% sobre las exportaciones europeas. En respuesta, el BCE redujo su tasa de referencia en un cuarto de punto porcentual, situándola en el 2,25%, buscando hacer más accesibles los créditos para consumidores y empresas.
En conferencia de prensa, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, fue clara: “La gran escalada en las tensiones comerciales globales y la incertidumbre asociada probablemente reducirán el crecimiento en la zona euro al frenar las exportaciones”. Advirtió además que esto podría “arrastrar hacia abajo la inversión y el consumo”, generando un entorno económico más frágil.
El recorte llega en un momento en que la inflación ha disminuido hasta el 2,2% en marzo, acercándose al objetivo del banco del 2%, mientras que el crecimiento económico de la región fue apenas del 0,2% en el último trimestre de 2024. Con este panorama, el BCE ha girado el enfoque desde el combate a la inflación hacia el estímulo del crecimiento.
La tregua arancelaria de 90 días anunciada por Trump genera más dudas que certezas, ya que aún no está claro si las nuevas tarifas se implementarán, se reducirán o se eliminarán. Esta “nube de incertidumbre”, como la calificó Lagarde, podría frenar aún más la inversión empresarial.
Los funcionarios europeos han ofrecido un acuerdo de “cero por cero” en aranceles industriales, pero Trump insiste en que Europa también debe importar más gas natural licuado estadounidense, y mantiene firme un arancel del 25% sobre automóviles, acero y aluminio, sectores clave para el continente.
Mientras tanto, economistas como los del banco Berenberg prevén que al término de las negociaciones los aranceles podrían estabilizarse alrededor del 12%, aunque esto aún superaría en 10 puntos los niveles previos a la actual administración estadounidense.
Lagarde concluyó que futuras decisiones del BCE dependerán del desarrollo de las negociaciones: “Hay un grado de imprevisibilidad que se suma a la incertidumbre”, remarcó, dejando claro que el banco actuará de forma flexible y progresiva para proteger la economía europea.