El Vaticano informó este lunes que el papa Francisco falleció a causa de un derrame cerebral que lo llevó al coma y a un posterior fallo cardíaco irreversible. Así lo certificó el profesor Andrea Arcangeli, director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, en el informe médico oficial difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

De acuerdo con el documento, el pontífice argentino presentaba antecedentes médicos significativos, entre ellos insuficiencia respiratoria aguda derivada de una neumonía bilateral multimicrobiana, múltiples bronquiectasias, hipertensión y diabetes tipo II. La defunción fue confirmada mediante un registro electrocardiográfico tanatológico.

“El papa murió como vivió: con humildad y serenidad”, expresó Arcangeli en el informe, donde también aseguró que las causas fueron determinadas “con conocimiento y conciencia”.

En vida, el papa Francisco dejó claro en su testamento que deseaba ser sepultado en una tumba sencilla dentro de la Basílica de Santa María la Mayor, una de las iglesias más emblemáticas de Roma, donde acudía frecuentemente a rezar antes y después de sus viajes apostólicos.

La noticia marca el fin de un pontificado que, desde su inicio en 2013, se caracterizó por una visión reformista de la Iglesia, una cercanía constante con los marginados y una agenda pastoral centrada en la justicia social y el cuidado del planeta. El mundo católico, aún consternado, comienza ya los preparativos para sus funerales, mientras millones de fieles recuerdan al primer papa latinoamericano de la historia.