La muerte del Papa Francisco este lunes 21 de abril de 2025 ha dejado una profunda huella en el mundo católico y también en el universo futbolero. Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano, no solo será recordado por su labor pastoral centrada en la humildad, el diálogo interreligioso y la justicia social, sino también por su inquebrantable amor por San Lorenzo de Almagro, el club argentino del que fue socio desde joven.
Nacido en Buenos Aires en 1936, Bergoglio fue un aficionado apasionado del ‘Ciclón’ desde su infancia. Ni el peso del papado, que asumió en 2013, apagó su entusiasmo por el fútbol. Apenas días después de su elección como Papa, San Lorenzo reveló al mundo su carnet de socio activo, símbolo de un vínculo genuino y permanente. Durante su pontificado, Francisco recibió en el Vaticano a jugadores y directivos del club, celebró con júbilo sus títulos y se emocionó especialmente con la conquista de la Copa Libertadores en 2014.
Para él, el fútbol iba más allá de la competencia deportiva. Lo veía como un instrumento de unión, de fraternidad, una plataforma que reflejaba el espíritu colectivo y la solidaridad. Por ello, apoyó los programas sociales y educativos del club, y mantuvo siempre un perfil sencillo como aficionado, sin protagonismos, fiel a la esencia del hincha común que alienta con el corazón.
Hoy, San Lorenzo despide a uno de sus más fieles seguidores. En medio del luto global, los ‘Cuervos’ lo recuerdan como el Papa que nunca dejó de amar a su equipo, y que llevó su pasión futbolera hasta los rincones más sagrados del Vaticano. La historia del fútbol y la fe se entrelazan en su memoria, dejando un legado que será recordado cada vez que el balón ruede en el Nuevo Gasómetro.