Un grave error administrativo expuso información confidencial a más de 11 mil empleados de la Administración de Servicios Generales (GSA) en Estados Unidos. De acuerdo con una investigación del Washington Post, una carpeta de Google Drive con archivos delicados estuvo disponible de manera involuntaria, en un incidente que agrava las preocupaciones sobre la ciberseguridad gubernamental.
Entre los documentos comprometidos se encuentran planos de una puerta blindada proyectada para el centro de visitantes de la Casa Blanca y datos bancarios de un proveedor vinculado a un evento del expresidente Donald Trump. Lo más alarmante es que de los 15 archivos almacenados, 10 podían ser no solo consultados, sino también modificados libremente por los empleados.
Tras el hallazgo, el equipo de TI de la GSA actuó para restringir los accesos y contactar a los propietarios de los documentos. Sin embargo, la brecha de seguridad ya había ocurrido y levantó cuestionamientos sobre los protocolos internos para el manejo de información sensible.
Este caso se suma a una serie de filtraciones recientes que han encendido las alertas en Washington. El New York Times reportó que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, compartió a través de la app Signal un plan de operaciones militares contra los hutíes en Yemen. Lo preocupante es que el grupo de chat incluía a personas ajenas al gobierno, como su esposa, su abogado y su hermano.
En otro episodio reportado por The Atlantic, el editor en jefe Jeffrey Goldberg fue agregado por error a un chat donde altos funcionarios, entre ellos el vicepresidente J.D. Vance y el secretario de Estado Marco Rubio, discutían estrategias militares. Goldberg incluso publicó capturas de pantalla donde se detallaban los tipos de aeronaves y los objetivos que serían atacados.
Estos eventos evidencian una falta de control interno en el manejo de información clasificada, abriendo un debate urgente sobre la seguridad digital y la responsabilidad de los funcionarios públicos en tiempos de alta tensión geopolítica.