Por Redacción Contra Réplica

Capitalismo global en crisis: entre la revolución digital y el ascenso del autoritarismo

La sobreacumulación, la desintegración social y la emergencia de un bloque hegemónico tecnomilitar marcan una nueva fase del capitalismo, mientras crece la resistencia desde abajo.

El capitalismo global atraviesa una crisis sin precedentes, caracterizada por una sobreacumulación de capital, estancamiento económico crónico, desintegración social generalizada, colapso del orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial y una amenaza creciente a la biosfera. ​

Este escenario ha dado lugar a una reestructuración radical del sistema, impulsada por la revolución digital y, en particular, por el avance de la inteligencia artificial (IA). La IA está transformando las fuerzas productivas y alterando las relaciones entre el capital transnacional, el trabajo y el Estado. Un bloque hegemónico emergente, compuesto por grandes corporaciones tecnológicas, financieras y el complejo militar-industrial, está consolidando su poder, generando una dependencia global hacia estas entidades que controlan las tecnologías digitales y el conocimiento asociado. ​

La saturación de los mercados globales y la sobrecapacidad industrial han llevado a una disminución en la tasa de ganancia desde principios de siglo. En respuesta, la clase capitalista transnacional busca nuevos espacios de acumulación, lo que ha intensificado la competencia entre Estados por recursos y mercados, y ha exacerbado conflictos en regiones como Palestina, Congo, Sudán, México y Colombia. ​

Paralelamente, las instituciones de la democracia burguesa enfrentan una crisis de legitimidad, siendo vistas como obstáculos para la expansión capitalista. Esto ha facilitado el ascenso de formas autoritarias de gobierno y el fortalecimiento de figuras políticas que promueven políticas de control social y represión, respaldadas por sectores del capital tecnológico y financiero. ​

La revolución digital también ha generado una expansión de la población considerada excedente, es decir, personas excluidas de los circuitos productivos del capital global. Las estrategias para gestionar esta "humanidad excedente" incluyen desde políticas de encarcelamiento masivo hasta el abandono de comunidades enteras, como se observa en ciertas regiones rurales de Estados Unidos afectadas por la crisis de los opioides. 

Frente a este panorama, se destaca la importancia de identificar y explotar las contradicciones internas del proyecto fascista global. La resistencia desde abajo, articulada a través de movimientos sociales y populares, se presenta como una vía para revertir la correlación de fuerzas actual y construir alternativas al modelo capitalista dominante. ​

Este análisis subraya la necesidad urgente de una reflexión crítica y una acción colectiva para enfrentar los desafíos que plantea la crisis del capitalismo global y sus implicaciones para la humanidad y el planeta.