Steve McMichael, histórico defensivo de los Chicago Bears y una de las figuras más queridas por los aficionados del futbol americano en Estados Unidos, falleció este miércoles a los 67 años, luego de luchar contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad que le fue diagnosticada en 2021.
McMichael fue una pieza clave en la mítica defensiva de los Bears que conquistó el Super Bowl XX en 1985. Durante su carrera fue seleccionado All-Pro en dos ocasiones, en 1985 y 1987, y logró mantenerse activo en 191 partidos consecutivos entre 1981 y 1993, imponiendo un récord de franquicia. Sus 92.5 capturas de mariscal lo colocan como el segundo mejor en la historia del equipo, solo por detrás de Richard Dent.
Ya fuera aterrorizando a los oponentes o discutiendo sobre los Bears en la radio deportiva, el hombre conocido como “Ming The Merciless” y “Mongo” —apodo inspirado en el personaje de Blazing Saddles que noqueó a un caballo— siguió siendo una presencia prominente en Chicago mucho después de retirarse del emparrillado. También pasó cinco años en la lucha libre profesional a finales de los años 90. Su personalidad audaz y su disposición a decir lo que pensaba lo convirtieron en un candidato ideal para el cuadrilátero, y participó activamente en la World Championship Wrestling durante las célebres “Guerras de los Lunes por la Noche”.
Fue en abril de 2021 cuando reveló públicamente su diagnóstico de ELA, también conocida como la enfermedad de Lou Gehrig, que afecta las células del cerebro y la médula espinal, provocando pérdida del control muscular. “Jamás imaginé que esto iba a terminar así”, confesó en entrevista con el Chicago Tribune. Durante un tiempo, McMichael había experimentado hormigueo en los brazos y pensó que podría ser un problema relacionado con el cuello o la columna, derivado de sus años como jugador o luchador. En septiembre de 2020, un neurocirujano de la Clínica Mayo sugirió la posibilidad de ELA, y en enero de 2021, médicos en Chicago confirmaron el diagnóstico.
Su legado deportivo fue finalmente reconocido con su ingreso al Salón de la Fama del Futbol Americano Profesional en 2024. Su partida deja un vacío profundo en el deporte, pero su memoria perdura como símbolo de fuerza, carisma y entrega.