El panorama comercial en Estados Unidos continúa marcado por la incertidumbre, y los aranceles se han convertido en un factor determinante para las decisiones de grandes empresas, que ahora enfrentan mayores costos de operación, baja en ventas y un consumidor cada vez más prudente. A pesar de que algunas medidas arancelarias han sido aplazadas, muchas otras permanecen activas, dificultando la planificación de negocios y la proyección de ingresos.
Procter & Gamble anunció una reducción en su perspectiva financiera anual tras registrar una baja en ventas en Estados Unidos y Europa Occidental. El director financiero Andre Schulten advirtió que, a partir de julio, los consumidores podrían enfrentar un aumento de precios en productos básicos como detergente, pasta de dientes y papel higiénico. La compañía ha intentado mitigar los costos mediante cambios en proveedores y fórmulas, pero la presión económica general y la inseguridad sobre el empleo y las hipotecas están afectando el gasto.
PepsiCo también recortó sus previsiones. La empresa, que produce las bebidas Pepsi y los snacks Frito-Lay, indicó que ya no espera crecimiento en sus ganancias por acción, que se mantendrán al nivel del año anterior. Un arancel del 25% al aluminio, vital en su producción, ha incrementado sus costos significativamente. Además, la firma anticipa una alta volatilidad e incertidumbre durante el resto del año.
En el sector farmacéutico, Merck redujo su estimación de utilidades para 2025, atribuyendo a los aranceles un impacto de hasta 200 millones de dólares. Aunque mantiene su proyección de ingresos, la compañía subraya que la mitad de sus ganancias provienen del mercado estadounidense, y la otra mitad de operaciones internacionales, lo que la hace especialmente sensible a cambios comerciales globales.
Por su parte, American Airlines retiró su pronóstico de ganancias debido a la incertidumbre económica. Aunque las aerolíneas no enfrentan aranceles directos, el impacto en los hábitos de consumo —que tienden a priorizar necesidades por encima de viajes y ocio— podría reducir la demanda de servicios no esenciales como los vuelos.
La más reciente encuesta del Centro de Investigación de Asuntos Públicos AP-NORC revela que seis de cada diez adultos en EE. UU. están “extremadamente” o “muy” preocupados por el aumento en el costo de los comestibles, y casi la mitad teme por el encarecimiento de artículos como automóviles, celulares o electrodomésticos. Para muchas empresas, estos datos validan sus temores: el peso de los aranceles sobre la economía familiar podría influir profundamente en sus resultados financieros futuros.