México y Estados Unidos reforzarán su colaboración sanitaria para frenar el avance del gusano barrenador del ganado, una plaga que ha encendido las alarmas en ambos lados de la frontera por su impacto económico y en la salud pública. La medida se concretó tras el llamado urgente de la secretaria de Agricultura estadounidense, Brooke Rollins, quien advirtió posibles restricciones a las importaciones mexicanas si no se intensificaban las acciones antes del 30 de abril.
El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, Julio Berdegué, aseguró que tras una conversación “excelente” con su contraparte estadounidense, se acordó mantener un frente común contra el parásito. Aunque no se revelaron detalles, ambas naciones coincidieron en la necesidad de proteger el comercio sin descuidar la sanidad animal.
Desde noviembre de 2024 se han documentado al menos 470 brotes del gusano barrenador —provocado por la mosca Cochliomyia hominivorax— en entidades del sur como Campeche, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas. Su agresividad no solo afecta a animales de cría, sino que ya se confirmó el primer caso humano en abril de este año.
El gobierno mexicano, respaldado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha adoptado medidas firmes como el uso de ivermectina y cipermetrina, y el fortalecimiento de los controles en las fronteras. “Cooperación sin subordinación” fue la consigna de la mandataria, en defensa de la soberanía nacional ante las presiones comerciales.
El entendimiento con Estados Unidos busca evitar un nuevo cierre de fronteras como el ocurrido en noviembre del año pasado, que fue revertido tres meses después gracias a una mayor vigilancia sanitaria. Dado que México es uno de los principales exportadores de ganado hacia su vecino del norte, este acuerdo representa un paso crucial para la estabilidad del sector ganadero en América del Norte.