El gobierno de Estados Unidos, encabezado por el presidente Donald Trump, aún no toma una decisión definitiva sobre la imposición de aranceles del 100% a películas extranjeras, aunque explora todas las opciones para cumplir con la directiva presidencial de proteger la seguridad nacional y económica, además de “hacer que Hollywood vuelva a ser grande”, afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai.

La medida ha generado preocupación en la industria del entretenimiento tanto dentro como fuera del país. La Asociación Canadiense de Productores de Medios advirtió que estos gravámenes ocasionarían “importantes perturbaciones y dificultades económicas” a ambos lados de la frontera, mientras que analistas señalan que los costos más altos podrían reducir la producción cinematográfica y provocar represalias comerciales contra el contenido estadounidense en el extranjero.

William Reinsch, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, consideró que los aranceles serían devastadores para la industria: “Las represalias matarán a nuestra industria. Tenemos mucho más que perder que ganar”, advirtió, agregando que sería difícil justificar la medida por razones de seguridad o emergencia nacional. Otros especialistas prevén que los conglomerados mediáticos podrían reestructurar sus operaciones para evadir los aranceles mediante filiales extranjeras o licencias transfronterizas.

Por su parte, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, defendió la política económica de Trump al asegurar que los aranceles, los recortes fiscales y la desregulación “funcionarán para impulsar la inversión a largo plazo en la economía”. En paralelo, Trump anunció que planea imponer nuevos aranceles a productos farmacéuticos en las próximas dos semanas, mientras el secretario de Comercio, Howard Lutnick, reconoció que alcanzar un acuerdo comercial con Canadá será un proceso complejo.