La elección del nombre “León XIV” por parte del nuevo papa, Robert Francis Prevost, ha sido interpretada por expertos como una declaración de intenciones sobre la orientación social de su pontificado. Su decisión evoca al papa León XIII, figura clave en la modernización del pensamiento social de la Iglesia católica durante el auge del capitalismo industrial.
León XIII, pontífice entre 1878 y 1903, es recordado por su encíclica Rerum Novarum, que abordó los derechos de los trabajadores, criticando tanto el liberalismo económico extremo como el socialismo estatalista. Natalia Imperatori-Lee, catedrática de Estudios Religiosos en la Universidad de Manhattan, afirmó que la elección de este nombre "es un signo profundo de compromiso con las cuestiones sociales", lo que sugiere que León XIV dará continuidad al enfoque progresista impulsado por el papa Francisco.
El Vaticano confirmó que el nombre alude explícitamente al legado social de León XIII. Sin embargo, otros antecedentes históricos también podrían haber influido. León I, por ejemplo, fue célebre por frenar la invasión de Atila el Huno mediante la diplomacia, mientras que el Hermano León, del siglo XIII, fue uno de los más cercanos compañeros de San Francisco de Asís, lo que también podría marcar una línea de continuidad con el papado anterior.
La tradición de cambiar de nombre al asumir el papado comenzó formalmente en el siglo XI y desde entonces ha evolucionado para reflejar no solo la continuidad institucional sino también los ideales y prioridades de cada pontífice. En este caso, la elección de un nombre tan simbólico por parte de un papa estadounidense podría estar delineando una nueva etapa centrada en la justicia social, el diálogo diplomático y la defensa de los más vulnerables.