La natación mexicana atraviesa un momento crucial, marcado por el surgimiento de nuevos talentos como Humberto Nájera, quien acaba de romper el récord nacional en los 200 metros dorso con un tiempo de 1:57 minutos. Este logro no solo lo coloca como un fuerte candidato para representar a México en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, sino que también refleja la esperanza de una nueva generación de deportistas que, a pesar de los desafíos federativos, sigue buscando la excelencia.
Sin embargo, este avance se ve empañado por las deficiencias estructurales que afectan a la natación mexicana. A pesar de que existen deportistas con un gran potencial, la falta de infraestructura y la necesidad de viajar a Estados Unidos para acceder a mejores condiciones técnicas siguen siendo una constante. Este problema está relacionado con la falta de formación y actualización de los entrenadores nacionales, quienes aún enfrentan un rezago importante en cuanto a enfoques modernos y efectivos en la enseñanza del deporte.
El legado de figuras como Ronald Johnson, quien alcanzó grandes logros con disciplina y visión, demuestra que el talento mexicano puede destacarse a nivel internacional. Sin embargo, hoy más que nunca, se hace urgente una reestructuración profunda del sistema de formación técnica en México y una mayor inversión en la capacitación de los entrenadores. El llamado es claro: es hora de dejar de lado las políticas deportivas y comprometerse con el verdadero crecimiento profesional de la natación en el país.