Lo que podría parecer un grupo de excursionistas despistados o turistas mal preparados podría, en realidad, tratarse de saboteadores rusos operando encubiertamente en Letonia, según advirtió este miércoles el Servicio de Inteligencia y Seguridad de Defensa del país báltico (MIDD, por sus siglas en letón).
En su informe anual, el MIDD ofreció una serie de señales para identificar posibles agentes rusos involucrados en labores de reconocimiento o sabotaje. Entre los indicadores se mencionan la vestimenta desaliñada o militar desparejada, comportamiento extraño en zonas remotas, portación de equipo especializado como kits médicos, mapas o radios, y la tendencia a hacer preguntas sospechosas a los residentes locales. Algunos incluso podrían hacerse pasar por trabajadores humanitarios o merodear cerca de instalaciones militares o de infraestructura crítica.
La advertencia se enmarca en un contexto de creciente tensión regional y una oleada de incendios provocados y actos de sabotaje que gobiernos occidentales han atribuido a Moscú, aunque el Kremlin ha negado sistemáticamente las acusaciones.
Letonia no es el único país en reforzar su preparación. Suecia y Finlandia, recientemente incorporadas a la OTAN, han comenzado a distribuir guías de supervivencia civil. Noruega publicó un libro con recomendaciones para afrontar desde desastres naturales hasta conflictos armados, y Polonia prepara ya sus propias directrices.
El MIDD también alertó que los agentes encubiertos podrían tener como objetivo provocar disturbios sociales o incluso eliminar figuras públicas clave. "La experiencia ucraniana demuestra que los servicios especiales rusos son altamente adaptables", señala el informe. No todos los agentes encajan en un perfil fácilmente reconocible, por lo que se aconseja valorar cada situación en su contexto.
Finalmente, el servicio de inteligencia exhorta a la ciudadanía a no actuar por cuenta propia: “Si cree que ha detectado un grupo de sabotaje, el MIDD no recomienda enfrentarlos usted mismo. En su lugar, informe sus sospechas a la Policía estatal, los servicios especiales o a la unidad militar más cercana”.
La creciente militarización de la seguridad civil en Europa del Este refleja el nuevo clima geopolítico del continente, donde la amenaza híbrida se presenta no solo en los campos de batalla, sino también entre senderos y estaciones de tren.