Científicos chinos lograron aumentar significativamente las precipitaciones en la región autónoma de Xinjiang, al oeste del país, mediante un experimento de siembra de nubes con drones que dispersaron yoduro de plata. La prueba se realizó sobre las praderas de Bayanbulak, a 5,500 metros de altitud, y generó aproximadamente 78,200 metros cúbicos de lluvia adicional, equivalentes a unas 30 piscinas olímpicas.
Los resultados fueron publicados en la revista científica Desert and Oasis Meteorology, aunque el artículo solo está disponible en chino. El experimento consistió en cuatro vuelos consecutivos de drones que liberaron humo con yoduro de plata a razón de 0.28 gramos por segundo. Como resultado, las nubes redujeron su temperatura hasta en 10 °C, aumentaron su altura en 3 km y produjeron lluvias más abundantes, según confirmaron imágenes satelitales, espectrómetros de gotas y modelos computacionales.
Xinjiang enfrenta una intensa desertificación y el retroceso de sus glaciares, lo cual amenaza el suministro de agua para más de 25 millones de personas. Por ello, las autoridades han buscado alternativas tecnológicas que puedan mitigar los efectos del cambio climático en esta región vulnerable. El yoduro de plata, al tener una estructura similar al hielo, actúa como núcleo de condensación en nubes frías, provocando la formación de cristales que derivan en lluvias o nieve.
Aunque el yoduro de plata puede ser tóxico en grandes cantidades, en este caso se utilizó solo un kilogramo, cantidad mínima y regulada que no representa riesgos ambientales. China ya había realizado pruebas similares en el Tíbet con drones Ganlin-1 en 2021, consolidando su liderazgo global en ingeniería climática. Este nuevo logro demuestra el papel que la ciencia puede jugar en la seguridad hídrica y el combate a la desertificación.