Por Cindy Palencia

Yonaguni: ¿ruinas submarinas o obra de la naturaleza?

Una formación rocosa en Japón despierta el debate sobre si es una ciudad antigua sumergida o un fenómeno geológico natural.

A 25 metros bajo el mar, frente a la isla japonesa de Yonaguni, se encuentra una impresionante estructura de arenisca con formas que parecen artificiales: terrazas, rampas y ángulos casi perfectos que recuerdan a una antigua ciudad perdida. Descubierta en 1986 por un instructor de buceo, esta estructura ha sido llamada la “Atlántida japonesa” y ha generado una controversia que dura décadas entre arqueólogos y geólogos.

El profesor Masaaki Kimura, experto en geofísica, defiende que estas formaciones son vestigios de una civilización antigua, posiblemente construida por el pueblo Jōmon hace varios miles de años, antes de que el nivel del mar subiera y las cubriera. Según Kimura, marcas en la piedra y figuras talladas apoyan esta hipótesis, mientras que la actividad sísmica y los tsunamis podrían explicar por qué quedaron sumergidas.

Sin embargo, otros especialistas como Robert Schoch y Wolf Wichmann aseguran que Yonaguni es una obra de la naturaleza, resultado de la erosión y fracturas características de la roca arenisca en zonas con intensa actividad tectónica. Además, el hecho de que una ciudad tan antigua desafiaría el conocimiento actual sobre el desarrollo de sociedades complejas hace que muchos científicos sean escépticos sobre la teoría de una construcción humana.

Aunque el misterio continúa, la mayoría de los expertos coinciden en que, hasta ahora, no hay pruebas sólidas para afirmar que Yonaguni sea una ciudad submarina creada por humanos. Más bien, parece un monumento natural moldeado por millones de años de fuerzas geológicas y marinas, dejando abierta la puerta a la fascinación y al debate.