El esperado estreno del live action de Lilo & Stitch fue motivo de alegría y nostalgia para cientos de seguidores que acudieron a las salas de cine con la esperanza de revivir la mágica historia hawaiana. Sin embargo, para muchos la experiencia terminó en decepción al no poder conseguir la palomera conmemorativa del filme.
En complejos como el Cinépolis de Plaza Jardín, decenas de personas llegaron desde temprano para adquirir el artículo coleccionable, que incluía un peluche exclusivo de Stitch y que se ofrecía a un precio de 525 pesos, ligeramente más accesible que otras ediciones recientes. No obstante, antes del mediodía, la existencia se había agotado por completo, según informaron los propios cines a través de letreros colocados en las entradas.
La situación generó molestia entre los asistentes, quienes esperaban que la cadena de cines contara con una mayor cantidad de productos dada la popularidad de la franquicia. En redes sociales, usuarios compartieron su frustración y cuestionaron la logística de distribución, exigiendo una mejor planeación para futuros lanzamientos de este tipo.
La cinta marca el regreso de uno de los clásicos más entrañables de Disney, lanzado originalmente en 2002. La historia de Lilo y Stitch —centrada en los lazos familiares, la pérdida y el valor de la amistad— ha trascendido generaciones, lo que explica la euforia que desató el estreno.
Aunque la película logró convocar a un gran número de asistentes, la falta de disponibilidad de los coleccionables dejó claro que, para muchos, la experiencia no estuvo completa. Algunos fanáticos sugirieron que se abran listas de espera o preventas para evitar que el entusiasmo se convierta en desilusión.
El fenómeno reafirma el impacto emocional que las historias animadas de Disney siguen teniendo en el público, pero también subraya la importancia de garantizar una experiencia satisfactoria para todos los asistentes.