El secretario de Salud federal, David Kershenobich, alertó sobre una preocupante realidad en las escuelas mexicanas: el 38 por ciento de los niños evaluados presenta ya diabetes, y el 39 por ciento sufre de obesidad. Los datos, obtenidos tras revisiones médicas escolares, reflejan una crisis de salud pública que urge a una respuesta estructural en materia de nutrición y prevención.
Durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, Kershenobich explicó que el principal factor de riesgo es el alto consumo de calorías vacías, es decir, azúcares simples sin valor nutritivo. Estas sustancias, abundantes en productos ultraprocesados, estimulan en exceso la producción de insulina, provocando resistencia a esta hormona y favoreciendo la acumulación de grasa desde edades tempranas.
En respuesta, desde el 29 de marzo entró en vigor la prohibición de venta de comida chatarra dentro de las escuelas del Sistema Educativo Nacional. La medida contempla lineamientos estrictos para regular lo que se prepara, vende y distribuye en planteles educativos, priorizando alimentos frescos y mínimamente procesados que no contengan sellos de advertencia.
Según cifras de la organización El Poder del Consumidor, en las últimas tres décadas la obesidad infantil ha crecido un 120 por ciento en México. Frente a este panorama, el gobierno busca reforzar los hábitos saludables desde la infancia, con acciones que incluyen educación alimentaria, control de los productos que llegan a los comedores escolares y seguimiento médico a los menores en riesgo.