Durante siglos, los cometas fueron percibidos como presagios de tragedia: símbolos de guerras, pestes y catástrofes. Hoy, la ciencia los ve como testigos privilegiados del nacimiento del sistema solar. Esta transformación en la percepción de estos astros errantes es el eje de Los cometas: Una historia sobre los avances de la ciencia, el más reciente libro del astrónomo Marco Arturo Moreno Corral, publicado por el Fondo de Cultura Económica.
En entrevista con La Jornada, el investigador —pieza clave en el desarrollo del Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir, Baja California— reflexiona sobre la evolución de nuestra comprensión del cosmos. Con una carrera de más de cinco décadas y una maestría en física por la UNAM, Moreno Corral ofrece en esta obra una mirada que entrelaza mitología, historia y ciencia.
“Observar un cometa es mirar al pasado”, afirma. Estos cuerpos celestes son vestigios intactos del disco protoplanetario que dio origen a planetas, lunas y otros astros. Su análisis permite conocer las condiciones químicas y físicas del sistema solar hace más de 4 mil 500 millones de años.
El libro, escrito en un lenguaje accesible y sin fórmulas técnicas, desmonta ideas erróneas aún persistentes sobre los cometas, y resalta su papel en el avance del conocimiento científico. Desde las civilizaciones antiguas —como los sumerios, aztecas y mayas— hasta la revolución científica de los siglos XVI y XVII, Moreno Corral traza cómo estos cuerpos pasaron de ser señales divinas a objetos de estudio riguroso que desafiaron los dogmas aristotélicos.
“Los cometas jugaron un papel crucial en el derrumbe de la idea del cielo como algo inmutable”, subraya. La confirmación de sus trayectorias celestes precisas eliminó su clasificación como fenómenos atmosféricos, transformando la visión del universo.
El volumen también ofrece un extenso catálogo de avistamientos documentados desde épocas prehispánicas hasta la actualidad, con imágenes captadas en observatorios mexicanos como Tonantzintla (Puebla) y San Pedro Mártir. Uno de los momentos destacados es el descubrimiento en 1954 del cometa Haro-Chavira, hito de la astronomía nacional.
Moreno Corral también aborda cómo el acceso constante a imágenes y datos ha creado la ilusión de cercanía con el universo, pero sin necesariamente profundizar en su comprensión. “Viajar junto a un cometa es como abrir una caja negra del cosmos”, enfatiza.
Dedicado a la memoria de su padre, el libro es también un homenaje a la perseverancia del pensamiento científico. “Comprender qué son los cometas llevó milenios, porque antes hubo que construir la ciencia misma”, concluye el autor, quien ve en la divulgación científica una herramienta clave para acercar a más personas al conocimiento.
Los cometas es, en esencia, una invitación a mirar el cielo con nuevos ojos: no con temor, como lo hicieron nuestros antepasados, sino con curiosidad y asombro ante las huellas del origen que aún recorren el espacio.