Tres explosiones sacudieron la ciudad de Cali, en los barrios Manuela Beltrán, El Mango y Meléndez, dejando un saldo de al menos dos personas fallecidas y varios heridos, según reportes oficiales. Ante estos hechos, el alcalde Eder impuso la ley seca y ordenó el cierre anticipado de establecimientos educativos y comerciales para proteger a la población.

Las detonaciones ocurrieron en inmediaciones de estaciones de policía, y se presume que estuvieron relacionadas con el homenaje a la muerte de un disidente conocido como “Mayimbú”. Este suceso incrementó la sensación de inseguridad entre los habitantes y puso en alerta a las autoridades.

Pese al ambiente de violencia, el presidente Gustavo Petro continuó con sus actividades en la ciudad, incluyendo la presidencia de un consejo de seguridad y la firma de un decreto para una consulta popular sobre reformas laborales, en medio de un contexto político delicado.

Los residentes de las zonas afectadas expresaron su preocupación por la demora en la atención oficial, demandando mayor vigilancia permanente y servicios médicos inmediatos. Las fuerzas de seguridad anunciaron la implementación de operativos especiales para restablecer la tranquilidad y reforzar la protección en áreas vulnerables.