Los precios del petróleo registraron una fuerte caída este lunes tras el ataque de Irán a una base militar estadounidense en Catar, en un contexto de creciente tensión en Medio Oriente. Pese al carácter militar del objetivo, los mercados reaccionaron con alivio, interpretando el hecho como una represalia controlada que no afecta directamente la infraestructura energética de la región.
El precio del crudo estadounidense West Texas Intermediate (WTI) bajó 7.22%, ubicándose en 68.51 dólares por barril, su nivel más bajo desde mediados de junio. Por su parte, el Brent del mar del Norte cayó 7.18%, cerrando en 72.07 dólares.
Según medios estatales iraníes, seis misiles impactaron la base de Al Udeid, en respuesta a los ataques estadounidenses del domingo contra instalaciones nucleares iraníes. No se reportaron daños a instalaciones petroleras ni víctimas civiles.
“El mercado interpreta esta ofensiva como una reacción calculada, más orientada a preservar la imagen de Teherán que a escalar el conflicto”, explicó John Kilduff, analista de Again Capital, citado por la AFP.
El estrecho de Ormuz —por donde circula aproximadamente el 20% del petróleo mundial— no ha sido afectado, lo que ha contribuido a moderar las preocupaciones del mercado. Un cierre en esa zona, advierten expertos, provocaría un alza drástica en los precios del crudo, posiblemente por encima de los 100 dólares por barril.
Arne Lohmann Rasmussen, de Global Risk Management, calificó un posible bloqueo de Ormuz como “una pesadilla para el mercado energético”. Sin embargo, analistas descartan esa posibilidad por ahora, ya que Irán depende de sus exportaciones petroleras para financiar la reconstrucción tras los recientes bombardeos.
Con una producción diaria de 3.3 millones de barriles, Irán se mantiene como el noveno productor mundial de crudo. La situación sigue siendo volátil, pero por ahora el mercado se estabiliza bajo la premisa de que no habrá un conflicto mayor.