Este jueves, personas provenientes de distintos estados del país se manifestarán en las principales calles de la Ciudad de México para exigir que las ferias y palenques con peleas de gallos sean protegidas por ley. La movilización, convocada por el Movimiento por la Soberanía y Tradición Nacional, busca frenar iniciativas legislativas que buscan prohibir esta práctica, argumentando que constituye una tradición con profundo arraigo cultural y un motor económico para miles de familias mexicanas.
La marcha iniciará en el Hemiciclo a Juárez y concluirá en el Zócalo capitalino, donde los manifestantes entregarán una petición formal a la presidenta Claudia Sheinbaum y a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, para evitar restricciones legales contra la llamada “actividad gallística”. En su comunicado oficial, la organización señala que, además del valor cultural, esta industria genera miles de empleos y millones de pesos en ingresos, especialmente en zonas rurales del país.
Según cifras citadas por la Cámara de Diputados, en México operan más de 1,200 clubes y asociaciones de criadores de gallos, responsables de aproximadamente tres millones de peleas anuales, para las que se crían alrededor de 40 millones de aves de combate. El movimiento estima que esta industria sostiene cerca de dos millones de empleos directos e indirectos y representa un mercado superior a los 8,250 millones de pesos anuales.
Líderes del movimiento como Álvaro López Ríos y Efraín Rábago Echegoyen afirman que el posible veto representa un atentado contra la identidad y el sustento de miles de familias. “No vamos a dejar que se prohíban estas tradiciones. De ellas dependen empleos, comunidades enteras y nuestro derecho a preservar nuestras raíces culturales”, señalaron.
Aunque en estados como Hidalgo, Aguascalientes, Nayarit, Tlaxcala y Zacatecas las peleas de gallos han sido declaradas patrimonio cultural inmaterial, otras entidades como Veracruz y Quintana Roo han aprobado su prohibición, impulsadas principalmente por organizaciones animalistas. Estos grupos señalan que, además del maltrato animal, las peleas están rodeadas de apuestas ilegales y prácticas económicas poco reguladas, lo que ha generado un fuerte debate entre sectores que defienden la tradición y quienes denuncian sus efectos negativos.