Moscú descartó este viernes cualquier posibilidad de alcanzar una solución pacífica al conflicto con Ucrania, argumentando que los objetivos estratégicos del gobierno de Vladimir Putin no pueden lograrse mediante la vía diplomática. Esta declaración coincidió con el ataque más intenso registrado desde 2022, compuesto por cientos de drones y misiles lanzados contra territorio ucraniano durante la noche.
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que Rusia continuará su “operación militar especial”, al considerar que las condiciones actuales no permiten un acuerdo negociado. Las declaraciones se producen luego de una llamada entre Putin y su homólogo estadounidense, Donald Trump, la cual, según ambos gobiernos, no arrojó avances significativos. Mientras Moscú subrayó que no renunciará a sus exigencias, Washington lamentó la falta de disposición rusa al diálogo.
En Kiev y otras regiones de Ucrania se activaron las alertas antiaéreas durante el ataque, que incluyó más de 500 drones y varios misiles. Las fuerzas armadas ucranianas informaron que lograron interceptar la mayoría de los artefactos, pero al menos 23 personas resultaron heridas. Vecinos de la capital describieron la noche como una de las más violentas desde que comenzó la invasión.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aseguró que la nueva ofensiva rusa confirma que Moscú no busca una salida pacífica al conflicto. Señaló que la presión internacional debe incrementarse, ya que “sin sanciones más severas y sin una respuesta contundente, Rusia continuará con su estrategia de destrucción”. El gobierno ucraniano reiteró su llamado a la comunidad internacional para reforzar la defensa aérea y aumentar el respaldo político y militar.