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Desigualdad global

Siempre han existido países más ricos que otros, pero es hasta finales del siglo XVIII, con la revolución industrial, cuando las diferencias entre las naciones industrializadas y el resto se vuelven evidentes. Durante los siguientes dos siglos solo algunos países alcanzarían altos niveles medios de vida, lógicamente las desigualdades en todo el mundo tendieron a aumentar.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con los acuerdos de Bretton Woods, se estableció un nuevo orden económico mundial que dio paso a la globalización, donde los factores trabajo, capital, comercio, información y tecnología pueden circular sin restricciones. La globalización trajo consigo un intenso intercambio internacional de personas, bienes y servicios, y cada vez más interdependencia entre los Estados.

Sin embargo, la globalización no ha conseguido promover el flujo de capital en el sentido que se esperaba. Hoy en día, la desigualdad en el mundo no ha dejado de crecer, es consideradamente superior en la actualidad a la de los dos últimos siglos. El 1% de la humanidad controla tanta riqueza como el 99% restante. El 10% de personas con más ingresos goza del 54% de la renta nacional en África subsahariana, en Estados Unidos y Canadá, del 47% y en Europa representa el 37% de los ingresos totales. Las diez mayores corporaciones del mundo tienen una facturación superior a los ingresos públicos de 180 países en su conjunto. En las regiones en desarrollo, una de cada diez personas y sus familias sobreviven con 1.9 dólares al día. Si las tendencias en cuanto al crecimiento de la desigualdad continúan, el 0.1% de la población más acaudalada poseerá más riqueza que la clase media global para 2050.

Entre los factores que explican la diferencias en los niveles de desigualdad entre países encontramos: la estructura productiva de las economías pobres, con escasez de tecnología y debilidad de ciertos factores de producción; el debilitamiento del sector industrial; los procesos de fijación de salarios y el sistema impositivo; las imperfecciones del mercado internacional de capital, especialmente la incertidumbre que aqueja a los rendimientos esperados de la inversión; los conflictos migratorios, que han provocado el impedimento a la movilidad de las personas; y el proteccionismo de los países ricos, que a través de aranceles, evitan la competencia en la producción agrícola y textil, dejando en desventaja a las naciones en desarrollo.

Las principales formas de actuación sobre las desigualdades son las políticas que implementa el Estado, ya sea por medio de la recaudación de impuestos y sus políticas redistributivas, sus programas específicamente destinados a grupos concretos de ciudadanos como los subsidios de desempleo o las pensiones, y los programas universales de bienestar como la sanidad públicas o la educación. La desigualdad crea divisiones sociales y es perjudicial para la democracia. El principal objetivo de toda sociedad debe de ser generar condiciones de vida digna.