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El Mirador
Redacción

Historias de incongruencias y chayotes

Podríamos decir que la labor periodística en San Luis Potosí se encuentra en una época privilegiada. Y es que, con la permanencia de las redes sociales, los ciudadanos han dejado atrás los medios tradicionales de comunicación como la radio, periódicos y televisión por la inmediatez que da el internet, quitando al mismo tiempo, el monopolio que había del periodismo controlado por algunas familias privilegiadas.  

Tristemente, dicha pluralidad en la comunicación también ha sido la ventana para que una cantidad considerable de pelafustanes y estafadores se hagan pasar por “críticos” y “periodistas” abriendo medios que tienen como único objetivo extorsionar y difamar a todo tipo de personajes de la iniciativa privada y la función pública.

Sin embargo, existen otro tipo de personajes que predican la crítica política y social, hacen uso de grandes medios de comunicación como vehículos para sus rencillas personales, y, aún peor, critican al mismo tiempo que exhiben una completa incongruencia. 

Tal es el caso de Alfredo Narváez Ochoa conocido por su seudónimo “Pingo” monero y caricaturista de un reconocido diario de circulación local. Dicho personaje tiene una trayectoria larga generando contenido crítico contra personajes de la política específico mientras guarda completo silencio contra otros. 

¿Y qué tiene de malo criticar a actores políticos? Podría usted preguntarse, pues nada, podría parecer la respuesta, pero si analizamos el caso de Narváez Ochoa con mayor atención sale a la luz información preocupante que nos deja pensando. 

De entrada, tenemos que Pingo ostenta un importante cargo dentro de la nómina de la Secretaría de Cultura del actual Gobierno Estatal, de acuerdo con el portal de transparencia de Gobierno del Estado, Alfredo Narváez Ochoa aparece como encargado del Centro Cultural Mariano Jiménez con un sueldo superior a los 40 mil pesos mensuales. Al mismo tiempo, familiares suyos están registrados como proveedores o trabajadores de la misma dependencia estatal. El dato no lo estamos inventando amable lector, usted lo puede consultar en los portales de transparencia e incluso en redes sociales donde circula un oficio firmado por Armando Herrera Silva titular de la Secretaría de Cultura. 

Qué casualidad entonces, que el famoso Pingo solo ataque a personajes contrarios al actual gobierno saliente, mismos que ponen en riesgo su actual puesto y el de sus familiares en la inminente “limpia de nómina” que planea hacer el Gobernador Electo a las golpeadas finanzas estatales. 

Que vergonzoso que Alfredo Narváez no solo utilice al medio de comunicación para el que trabaja para apoyar su propia agenda personal, sino también, que ante cualquier cuestionamiento a su trabajo responda burdamente con cartones mal ilustrados y con palabras altisonantes que publica cobardemente en su página oficial. 

Es cierto que la libertad de expresión no puede cuartarse de ninguna manera, y críticos (limpios o sucios) habrá siempre, pero lo que, como ciudadanos no podemos permitir es prestarle atención a charlatanes de la comunicación que carecen de cualquier tipo de ética profesional, y peor aún, de cualquier tipo de congruencia en sus actos.