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Alberto Flores
El emparrillado

¿Los Leones? ¿En serio?

Siento que estoy viviendo en una realidad alternativa de la cual no me siento 100% integrado. Es una realidad rara donde el deporte más confuso del mundo -el fútbol americano- se encuentra atrayendo nuevos públicos, donde se vuelven más comunes los partidos donde se anotan 70 puntos… y sobre todas las cosas, donde los Leones de Detroit están en la conversación para ganar el Súper Tazón este año.

¿Detroit? ¿En serio? ¿El equipo que en casi 70 años de la era del Súper Tazón ha llegado a Playoffs solo 9 veces y ganado 1 sola de ellas? ¿El equipo que tenemos que ver obligatoriamente (y por lo general, perder) en los juegos de Día de Acción de Gracias? ¿El equipo que ha obligado a estrellas como Calvin Johnson y Barry Sanders a retirarse prematuramente por el pobre desempeño del equipo? ¿El PRIMER equipo en perder todos los partidos de la temporada regular sin ser una franquicia emergente? ¿Ese equipo?

Sí, ese equipo.

Los Leones tienen una historia fascinante entre la mediocre reputación que cargan. Todas las preguntas anteriores son parte del cobertor lleno de remaches y hoyos que es la historia de esta franquicia oriunda del Norte de Estados Unidos. Son la herencia del hombre que perfeccionó el automóvil, Henry Ford, en una ciudad que como el equipo mismo fue cayendo en la miseria. Sus aficionados son fieles y han estado con ellos en más momentos terribles que dichosos, porque muchos de los que presenciaron sus años de gloria en los años 50’s no tienen otra cosa que los recuerdos para presumir del equipo de la “Ciudad Motor”.

Incluso, el año pasado tanto fanáticos como comentaristas ya habían empezado a abandonar sus esperanzas e ilusiones de una temporada decente de los Leones: El equipo empezó la campaña con 7 perdidos ante solo una victoria, y todas las derrotas en marcadores muy ajustados. Empezaron a circular las dudas y comentarios sobre si el recién llegado entrenador Dan Quinn los llevaría por un camino similar al que llevó a la escuadra de los Halcones de Atlanta cuando les permitió perder una ventaja de 28 puntos ante Tom Brady en el Súper Bowl 51.

La realidad es que Quinn trajo algo a Detroit algo que ningún otro entrenador o estrella había logrado inculcar en sus jugadores: actitud. Vi todas las conferencias de prensa de Quinn de la temporada pasada, y en todas mantenía un aire de optimismo envidiable, incluso ante la complicada racha de derrotas. Con más determinación en la mirada que decepción, siempre repetía a los reporteros el mismo mantra “Esta semana no pudimos, pero la siguiente ganaremos”.

Y cumplió.

Para la semana 10 de la temporada 2022, los Leones comenzaron a mostrar una cara distinta. No solo eran un equipo que se enfilaba a tener una racha ganadora que se extendería hasta esta temporada, si no que transmitían una entereza y disciplina fascinante donde se les veía divirtiéndose en el campo y fuera de él. A pesar de quedar eliminados de playoffs la temporada pasada, los titulares eran distintos a los de los últimos años, ya que parece que Detroit se encamina a aparecer por primera vez en el Súper Bowl por primera vez en su historia.

¿Cuando me dió la impresión de que los Leones eran un equipo diferente? Pues ese momento exacto debe ser en el último partido de la temporada pasada, donde los Leones ya eliminados de Playoffs le hicieron la maldad a Aaron Rodgers en su último partido vistiendo el uniforme de los Empacadores y los derrotaron quirúrgicamente, quitándole así la posibilidad a Green Bay de avanzar a la ronda de Comodín. Muchos de mis amigos decían “Detroit va a bajar las manos y no tienen nada por qué buscar la victoria”... pero siendo realistas, la escuadra del entrenador Quinn tenía mucho por qué jugar, y la más clara era exorcizar los demonios del pasado ante escuadra que los había atormentado tantos años, casi desde que Brett Favre eliminó a los Leones en una de sus pocas visitas a los playoffs en 1994. Detroit había sido el saco de boxeo no solo de los Empacadores de Green Bay, si no de los otros dos equipos que conforman la Conferencia del Norte de la Nacional: Los Vikingos y los Osos… y miren como se han invertido los papeles.

La sed de victoria fue más que notoria el jueves pasado, cuando enfrentaron una vez más a la escuadra de Green Bay en Lambeau Field, Wisconsin. Previo al inicio de temporada, tenía el presentimiento de que el equipo al que le voy desde hace tantos años no iba a tener oportunidad alguna contra Detroit, y el inexperimentado mariscal de Green Bay, Jordan Love me confirmó esa sensación de perder el partido antes de jugarlo cuando en el descanso Detroit ya estaba 27 a 3 para irse al descanso en una primera mitad bastante errática para los locales. Y aunque los Empacadores siguieron buscando una manera de emparejarse, los Leones simple y sencillamente fueron superiores en todas las áreas del juego, comenzando así una racha donde Green Bay no ha visto una victoria contra Detroit en varios enfrentamientos.

Los Leones de Detroit no solo le ganaron a los Empacadores en el campo, también fuera de él. La asistencia en las gradas fue invadida por tantos fanáticos en jerseys azules que la organización verde-amarela tuvo que sacar un comunicado para que sus fanáticos no vendieran sus bonos de temporada a escuadras visitantes. Esto cumplió otro de los objetivos de los Leones, que es mostrar con argumentos sólidos e irrefutables que son un equipo fuerte y que esta temporada tiene todo para ganar.

Dentro de todo, yo sé que este equipo tiene a sus detractores y cuestionamientos… es verdad. Pero con lo que no estoy de acuerdo es con la idea de pensar que este equipo es similar al de años pasados. Se les ve tranquilos, preparados, con ganas de aprender de cualquier acierto y error que se pueda presentar en el camino, tienen las esperanzas en alto y una plantilla de jugadores y entrenadores que confirman y potencian esos objetivos, los fanáticos están viajando y mostrando que esos ideales también los comparten ellos. Eso es lo que hace a un equipo ganador, al menos en teoría. Y tampoco está mal admitirlo.

Al menos hasta la semana 5 de esta temporada 2023, podemos decir y hasta cierto punto sentirnos confundidos al hacerlo, que los Leones de Detroit se ven como un equipo verdaderamente contendiente para llegar al Súper Tazón.