Otra semana olvidándome de la NFL. No importa; la verdad no me importa siempre y cuando tenga la oportunidad de utilizar esta plataforma para denunciar actos o actitudes que me parecen completamente estúpidas y carentes de fundamento alguno.
En torno a nuestros deportistas que participaron en los olímpicos, independientemente del mucho o poco esfuerzo que hayan hecho en cada una de sus disciplinas, de las circunstancias que los llevaron a perder en sus competencias, o lo mucho o poco que los jueces nos jugaron en contra… ¿Con qué cara y derecho tenemos el atrevimiento de burlarnos del físico de ellos?
Los comentarios respecto al físico de la clavadista Aranza Vazquez, las críticas a lo delgados que son los atletas que compitieron en las pruebas de marcha y atletismo, los señalamientos a la campeona de boxeo Imane Khelif por sus fracciones toscas y niveles de testosterona (que menciono para que les quede bien claro, es un trastorno hormonal), entre muchas otras que no he tenido ni el corazón ni la paciencia para leer acerca de quienes fueron a representar a sus respectivos países.
Y no es el único caso donde los cobardes deciden esconderse tras una pantalla sin importar el daño que puedan ocasionar: la influencer y futbolista Mercedes Roa publicó en si Instagram un video al borde de las lágrimas donde menciona como ha sido víctima de burlas y amenazas desde que empezó su carrera y que solo se incrementaron cuando falló un penal en las rondas finales de la Kings League Américas. Y en lugar de salir a apoyar a su presidenta, el Club de Cuervos decidió mejor cortar toda relación con ella para “no afectar su imagen”
¿Estoy entendiendo bien? ¿Estamos idiotas o qué nos pasa? ¿Desde cuándo es más importante la integridad ficticia de una marca que el bienestar de sus representantes? Quiero pensar que desde siempre porque vivimos en un mundo corporativo. Pero en el extremo personal, ¿Muy seguros nos sentimos insultando, amenazando y señalando a los deportistas? Desconocemos su sacrificio y desconocemos lo que han tenido que pasar para llegar a donde están, muy como ellos desconocen el nivel de mediocridad que tiene quien los amedrenta por redes sociales. Nada más que una bola de cobardes que se sienten muy a gusto desde la comodidad de sus glúteos desahogando el poco cariño que les dieron sus familias y lo frustrados que se encuentran con la vida.
Ojalá todos los deportistas que se han visto afectados por esta situación en redes sociales tengan la oportunidad y la convicción de salir adelante, y no haya comentario quwe los lleve a tomar decisiones extremas. Así como tuvieron la fortaleza para exponer a sus cuerpos a cumplir sus objetivos personales, que la tengan para salir adelante y que sepan que somos más quienes los admiran que quienes los quieren abatir. Ya lo hizo David Beckham en su momento y no me queda duda que también lo harán ustedes.