Estos meses hemos celebrado fechas importantes para la salud mental: la prevención del suicidio, la concientización de la ansiedad, la detección temprana del cáncer de mama. Tan solo hace poco menos de cuatro semanas, pasamos el Día Mundial de la Salud Mental y miles de post llenaron nuestras redes para recordarnos la urgencia del autocuidado.
En este preciso momento, quiero que recuerdes cuántas fotos de autocuidado tienes archivadas en tus guardados de tik tok o instagram; yo los tengo y muchísimos. Aunque resulta complicado hacer un repaso a profundidad de los mensajes importantes que nos dejan.
Según la OMS, se estima que una de cada cuatro personas jóvenes, adolescentes, niñas y niños, tienen baja autoestima. Y en México, la Comisión Nacional de la Salud Mental y las Adicciones arrojó que el 70% de los adolescentes presentaron síntomas depresivos en 2022.
Si en las redes, los podcasts y los reels nos exigen amabilidad, autoestima, espacios creativos, bonitos y suavecitos; ¿por qué somos tan críticos al subir un post? ¿por qué decidimos que queremos una ráfaga de fotos y solo escogemos una? ¿Por qué no podemos poner una historia que dé cringe porque nos sentimos atractivos, felices o tranquilos desde el momento cero, sin darle tantas vueltas al asunto? ¿Por qué es común sentir conflicto con la propia imagen y el propio ser? Son muchas preguntas, concentrémonos en esta última.
Aunque la pregunta que encabeza esta columna menciona la palabra "espejo", no hablaremos de un objeto externo que permite vernos; simplemente analicemos lo difícil que es autopercibirse a uno mismo.
La pena, el cringe o la autocrítica severa, como quieras llamarlo, son muchas veces, espectros de nuestros juicios que en su exceso, pueden tener efectos negativos en nuestra salud.
Ello, no es exclusivo de los jóvenes, hagamos memoria y recordemos cuántas veces, entre saltos generacionales escuchamos un mismo tono de comentarios: estética le gana a la salud; apariencia le gana a la autenticidad. Y resulta increíble cómo algunas veces perdemos el sentido de nuestra propia pertenencia.
Aunque, finalmente es natural querer agradar y celebrar los cambios, también es correcto detenerse un poco, hacer contacto visual con tu reflejo para descubrir: qué realmente de ti conoces. Y no siempre evitar que exista el conflicto interior, con el cambio acelerado y exhaustivo que busca la perfección.
El análisis de hoy no terminará con solo maravillarse de uno mismo, es solo un paso que es intermitente como la motivación. Sino que, como la disciplina, desarrollar el autocuidado contra las conductas destructivas, será la verdadera clave para perder el miedo a vivir con uno mismo.