El papa Francisco alzó su voz una vez más contra la violencia que domina diversas partes del mundo y señaló la hipocresía de los sistemas que permiten que negocios vinculados a la muerte prosperen mientras miles de vidas se pierden. A través de sus redes sociales, el líder de la Iglesia Católica expresó su indignación.
"¡Qué escándalo y qué hipocresía: la gente muere mientras los negocios que causan violencia y muerte prosperan!", escribió en un mensaje que resonó más allá del ámbito religioso. Francisco añadió que muchas guerras actuales son alimentadas por una "economía armada" que encuentra su motor en la avidez por materias primas y dinero, perpetuando la inestabilidad y la corrupción en varias regiones del mundo.
El mensaje del pontífice llega en un momento crítico para la humanidad, con conflictos activos en países como Ucrania, Israel, Palestina, Siria, Sudán del Sur y Myanmar, donde las poblaciones enfrentan sufrimientos indescriptibles.
En su tradicional rezo del Ángelus este domingo, Francisco lanzó un llamado a la comunidad internacional y a los gobernantes de todos los países para alcanzar un alto el fuego en todos los frentes antes de la Navidad.
"Que esta fiesta sea un símbolo de tregua, un momento para detener el ruido de las armas y permitir que la paz encuentre su camino", exhortó Francisco desde la ventana del palacio pontificio, frente a una multitud reunida en la plaza de San Pedro.
El papa dedicó palabras específicas a la "martirizada Ucrania", recordando el sufrimiento de su población tras meses de guerra y desplazamiento. También mencionó el dolor persistente en Oriente Medio, con el conflicto entre Israel y Palestina, así como la crisis humanitaria en Siria.
"Rezar por la paz no basta", agregó el pontífice. "Es necesario actuar para construirla, desmantelar economías que prosperan con la violencia y apostar por el bien común".
Su mensaje final fue un recordatorio de que la Navidad, más allá de las festividades, es un tiempo para reflexionar sobre la necesidad de justicia, solidaridad y paz en un mundo que, según sus palabras, "parece olvidar la humanidad detrás de cada conflicto".
La comunidad internacional, ahora bajo los reflectores, enfrenta la presión de responder al llamado del papa Francisco, quien continúa su misión de ser un faro moral en tiempos de profunda división y sufrimiento.