Por Cindy Palencia

Día de los derechos humanos: un recordatorio de dignidad e igualdad universal

Cada 10 de diciembre, el mundo reflexiona sobre los derechos fundamentales y la necesidad de garantizar justicia para todos.

El Día de los Derechos Humanos, celebrado cada 10 de diciembre, marca una ocasión clave para reflexionar sobre los principios de dignidad, igualdad y libertad que deberían ser inherentes a toda persona. Esta fecha conmemora la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, un documento que transformó la percepción global sobre justicia y derechos fundamentales.

Conformada por 30 artículos, la DUDH establece derechos universales que deben ser respetados y protegidos sin distinción alguna, ya sea por raza, género, nacionalidad, religión o condición social. Este texto no solo fue un logro diplomático en su momento, sino que continúa siendo una guía esencial para gobiernos, organizaciones y comunidades en la lucha contra la discriminación, la opresión y la injusticia.

El Día de los Derechos Humanos no solo es un momento de conmemoración, sino también un llamado a la acción. En un mundo donde millones de personas aún enfrentan violaciones a sus derechos fundamentales, esta fecha invita a renovar los esfuerzos por erradicar las desigualdades y fomentar el respeto mutuo.

Organizaciones internacionales y locales aprovechan este día para lanzar campañas de concienciación, promover el diálogo y fortalecer el compromiso con los principios que la DUDH representa. Además, recuerdan que la protección de los derechos humanos no solo corresponde a los Estados, sino a cada individuo que busca construir una sociedad más justa y equitativa.

El Día de los Derechos Humanos nos invita a mirar hacia atrás, reconociendo los avances logrados desde 1948, pero también a mirar hacia adelante, asumiendo la responsabilidad colectiva de garantizar que estos derechos sean una realidad para todos. Es un recordatorio de que la dignidad y la igualdad no son privilegios, sino derechos inherentes que deben defenderse sin descanso.